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El Congreso estrena la era Bush con el plan para bajar impuestos

El primer proyecto de ley de la era Bush ha sido la macrobajada de impuestos prometida por el republicano para devolver a los contribuyentes parte del superávit y reactivar la economía del país. La propuesta, patrocinada por un senador republicano y otro demócrata, fue anunciada poco después de que se conociese otro dato inquietante: el índice compuesto de indicadores de EE UU cayó un 0,6% en diciembre, el doble de lo previsto.

El Congreso de Estados Unidos ha estrenado su nueva andadura con la más ambiciosa de las promesas hechas por el presidente George Bush durante la campaña: una macrobajada de impuestos de 1,3 billones de dólares en 10 años (su coste real es cifrado por algunos centros de estudio en 1,6 billones de dólares).

El proyecto de ley goza, además, de apoyo bipartidista inicial. Sus promotores son el senador republicano Phil Gramm y el demócrata Zel Miller. Ambos apoyaron la idea de que parte del superávit debe ser devuelta a los contribuyentes, sobre todo ahora que la economía ha sufrido una brusca desaceleración.

Propuestas alternativas

Al proyecto de Gramm y Miller seguirán otros, incluida una propuesta oficial del equipo de Bush que se espera para el mes de febrero.

Sin embargo, todos destacarán una idea común: la necesidad de poner más dinero en los bolsillos de los ciudadanos para impulsar el nivel de demanda y revitalizar el ritmo de crecimiento económico. La mayoría de los economistas creen que todavía puede evitarse la recesión, pero los signos de desaceleración son cada día más evidentes.

Según informó ayer el Conference Board, el índice compuesto de indicadores económicos cayó un 0,6% en diciembre, frente al 0,3% previsto. Se trata, además, del tercer declive consecutivo, algo considerado tradicionalmente como aviso de recesión. El economista Ken Goldstein, del Conference Board, anotó, sin embargo, que "los signos generales reflejan por ahora moderación" en el crecimiento, y no peligro de recesión.

Muchos expertos creen que la mejor herramienta para impulsar el crecimiento es recortar los tipos de interés, y la Reserva Federal ya bajó las tasas interbancarias en 50 puntos básicos el 3 de enero (además se espera que vuelva a hacerlo a fin de mes). Sin embargo, el abaratamiento del crédito también puede ser insuficiente para reactivar la confianza y el crecimiento. El economista Bruce Kasman, del banco JP Morgan, publicó ayer una nota en la que afirma que "existe un riesgo considerable de que incluso una fuerte bajada (de tipos) no logre reavivar la economía rápidamente".

Educación y aborto

Mientras ultima su propio plan de bajada de impuestos, Bush ha empezado a promover una propuesta de reforma educativa que también considera prioritaria. El plan prevé el cierre de los colegios públicos que no consigan buenos resultados y la entrega de subvenciones para enviar a los niños a colegios privados. Ideas que son rechazadas por muchos congresistas demócratas.

Sin embargo, Bush ya ha dejado claro que la polémica no le asusta: en su primer jornada laboral en la Casa Blanca, el republicano anunció que piensa restringir la entrega de fondos federales a las organizaciones internacionales que ofrezcan servicios de planificación familiar. Una decisión que desató las iras de los grupos de defensa de derecho al aborto.

 

Plan para

que California compre plantas eléctricas

El congresista californiano Robert Hertzberg ha elaborado un plan para resolver la crisis eléctrica que azota al Estado que, si se aplica, cambiará de forma radical el mercado.

La propuesta prevé que el Estado tome el control de las plantas hidroeléctricas de Pacific Gas & Electricity y Southern California Edison (valoradas en unos 5.000 millones de dólares).A cambio, el Estado autorizará la emisión de bonos para repagar los costes en los que han incurrido ambas compañías debido al repunte de precios mayoristas. Además, los californianos verán subir sus tarifas eléctricas entre un 10% y un 20% en los próximos 3 años.

PG&E y Southern California Edison llevan acumulados unos 12.000 millones de dólares en pérdidas en los últimos meses, han suspendido el pago de millones de dólares de deuda y han avisado que están en peligro de bancarrota.

California mantuvo ayer el máximo estado de alerta eléctrica, y la crisis empieza a cobrarse un duro peaje en su economía. Según Jack Kyser, de la Corporación de Desarrollo Económico de Los Ángeles, la crisis eléctrica provocó la semana pasada pérdidas por valor de 1.700 millones de dólares a la economía californiana (en forma de menor productividad, caída de ventas y salarios no cobrados).

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