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La IA, contra la despoblación en la España rural: “En segundos sugerimos un empleo y un pueblo que encajen con sus necesidades”

Esta tecnología apunta a ser clave para retener y atraer a nuevos vecinos con herramientas que digitalizan la economía de las localidades y ponen en valor su identidad y sus recursos

La sede del CTIC en Peón (Asturias). FOTOS CEDIDAS POR EL CENTRO.
La sede del CTIC en Peón (Asturias). FOTOS CEDIDAS POR EL CENTRO.

Victoria Costales del Valle se define como una mujer “rural, rural”. “Como decimos aquí en Asturias, yo soy de prau, no soy de asfalto”, cuenta entre risas. El valle de Peón (Villaviciosa) ha sido su casa durante 67 años y el lugar donde trabajó como cocinera del colegio. Ahora, cada martes se reúne con otros vecinos en el aula intergeneracional instalada por el Centro Tecnológico de la Información y la Comunicación (CTIC) para compartir recuerdos de Peón, Candanal y Arroes. “Aportamos lo que sabemos, cultura, tradición de la zona, para que no se pierda”, relata. El material se sube a la plataforma Andecha Cultural para restaurar el patrimonio perdido.

Ahora los tres pueblos cuentan con unos 1.000 habitantes, pero antes eran muchos más. “Con el tiempo los jóvenes se han ido; los mayores también”, lamenta. Si embargo, la situación ha cambiado en los últimos años, especialmente tras la llegada del CTIC, que ha hecho de este valle su escenario de investigación con el proyecto RuralTech. Jimena Pascual, directora de innovación organizativa y social del centro, explica que se trata de una iniciativa que aplica soluciones tecnológicas en una aldea rural. “Además del reto demográfico, detectamos que había problemas de incendios, de pérdida de la cultura del territorio... La solución tenía que estar interconectada”.

A partir de eso, los expertos del CTIC dieron vida a un laboratorio vivo en el valle. José Antonio González Díaz, investigador en inteligencia territorial del centro, detalla que crearon un sistema basado en tecnología y datos: “Hemos instalado una red de sensores en el territorio y estaciones meteorológicas para obtener información sobre humedad, temperatura y velocidad del viento”. En ciertas condiciones, este sistema puede emitir alertas a la población indicando el alto riesgo de incendio.

Esta tecnología también se ha implementado en la agricultura. En los cultivos de faba y pomaradas (manzanas), se han instalado unos sensores que miden temperatura, humedad, nutrientes y acidez del suelo. Estos datos son almacenados y procesados y generan alertas que sirven a los productores para actuar, por ejemplo, para decidir cuándo regar el cultivo.

Además, han puesto en marcha un simulador climático, una infraestructura basada en sensores y tecnologías IoT que recrea diversos climas y observa cómo responden los cultivos a condiciones de estrés climático para adelantarse a escenarios futuros.

Monitorización del territorio con las herramientas del CTIC.
Monitorización del territorio con las herramientas del CTIC.

A unos 520 kilómetros de distancia, la Mancomunidad de Municipios del Alto Tajo ha sido elegida como proyecto piloto en Europa para la aplicación de la IA en la resolución de los problemas de la España rural. Su presidente, Enrique Collada Sánchez, señala que los ayuntamientos de la zona no llegan a los 200 empadronados, con una grave dispersión poblacional: “Buscamos desarrollar procesos o tareas que no podemos hacer porque somos pocos”.

Su sueño se convertirá en realidad con TerrIA, un proyecto desarrollado por Findspo con el apoyo económico de la Secretaría General para el Reto Demográfico. Las localidades de la zona también se convertirán en espacios de experimentación para soluciones escalables. César López, CEO de Findspo, dice que esta ­startup de software nació con la convicción de que las soluciones de muy alta innovación, como el big data o el machine learning, pueden diseñar un futuro más prometedor para el contexto rural. “TerrIA aspira a crear perfiles de datos para que un usuario pueda ver los activos de un territorio, como extensión, conectividad, distancia a centros de interés, disponibilidad de vivienda, recursos como madera o minerales...”, precisa.

A partir de ahí, gracias a la tecnología, ponen a “trabajar los datos” para distintas aplicaciones. Por ejemplo, para desarrollar chatbots en diferentes idiomas que puedan contestar a preguntas sobre emprendimiento, negocios existentes, servicios o inversiones en el territorio. Asimismo, a través de un sistema de cuestionarios, un usuario puede poner sus preferencias en el ámbito laboral o de ocio. “En 1,3 segundos somos capaces de sugerir un empleo y un pueblo que encajen con sus necesidades”, espeta López.

TerrIA, que tiene que estar ejecutado y en producción antes de finales de 2024, más allá de repoblar, busca retener población. “A través de la IA aspiramos a que se pueda vivir donde se quiera, incluso en un núcleo rural. Y que este pueda tener su propia identidad, y se la damos a través de los datos”, concluye López.

El éxodo del campo a la ciudad, en cifras

Una sangría constante. Desde 2001 hasta 2018, el 63% de los municipios españoles ha perdido población. En los de menos de 1.000 habitantes, las pérdidas alcanzan el 90%. 

Peligro de desaparición. El 48,8% de los municipios españoles está por debajo de 12,5 habitantes por km2, una ratio que la UE califica como de riesgo de despoblación. 

En las urbes. El 30% del territorio español concentra al 90% de la población, según los datos de 2018 del Comisionado del Gobierno frente al Reto Demográfico. 

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