I+D, la locomotora del desarrollo económico
La inversión en innovación se ha incrementado, pero no su peso en el PIB español
La inversión española en I+D subió en 2021 un 9,4% y se situó en 17.249 millones de euros, el mayor crecimiento interanual desde 2008, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, este salto no se traduce en un incremento del peso de la I+D en la estructura productiva del país y se mantiene en el 1,43% del PIB.
Los fondos europeos Next Generation han contribuido, sin duda, a este aumento. No obstante, es preciso contar con un plan nacional de financiación, así como facilitar los procesos para acceder a las ayudas económicas. “Los fondos de la UE no estarán disponibles para siempre. Debemos planificar cómo reemplazarlos con otros ingresos de origen nacional, tanto públicos como privados”, señalan desde la Fundación Cotec.
Para Gonzalo Belenguer, director general de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunidad Valenciana (Redit), “la colaboración público-privada es una alianza que ha demostrado ser transformadora. La investigación aplicada será la respuesta para dar salida a las necesidades de las empresas y generar nuevas compañías de base tecnológica”.
Estrechamente relacionada con la innovación está la propiedad industrial. España ocupaba en 2022 el décimo lugar entre los Estados de la Unión en cuanto a solicitud de patentes, según el índice que elabora la Oficina Europea de Patentes. De los diez mayores solicitantes españoles, seis de ellos fueron universidades o centros de investigación, encabezados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), un año más.
El desarrollo de la innovación empresarial va ligado a la soberanía tecnológica, un activo de gran valor en un contexto en el que las patentes rigen la economía tecnológica mundial. Por tanto, la escasez de inversión en I+D supone depender de las licencias tecnológicas de terceros.
“Las tecnologías están en las agendas geopolíticas de China, Estados Unidos y la Unión Europea. Para asegurar el desarrollo económico, es crítico priorizar tecnologías como la inteligencia artificial, la biología sintética o las energías renovables. Las políticas públicas tienen que favorecer la generación de tecnología en los sectores clave, e incrementar la cultura de propiedad industrial en las empresas españolas para asegurar el desarrollo económico y la soberanía tecnológica”, considera Luis Ignacio Vicente, consejero estratégico de la consultora Pons IP.
El dato
En 2021, España invirtió 17.249 millones de euros en I+D, 1.481 millones más que el ejercicio previo, una subida del 9,4%. Supone el séptimo año consecutivo de crecimiento en inversión en conocimiento.