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Linde ayudará a Albella a vigilar la solvencia de los intermediarios de Bolsa

La CNMV firma un acuerdo con el Banco de España ante la potencial llegada de firmas extranjeras por el ‘brexit' Los técnicos del supervisor bancario estarán a disposición del regulador bursátil

Luis María Linde, gobernador del Banco de España.
Luis María Linde, gobernador del Banco de España. Pablo Monge

Sebastián Albella llegó en noviembre del año pasado a la presidencia de la CNMV con el mantra de obtener los recursos suficientes para atraer a España al sector financiero que huyera de la City británica debido al brexi’. La cúpula de la CNMV se ha reunido con responsables de grupos financieros internacionales que están barajando irse de Londres con el objetivo de poder utilizar sus servicios en todos los países de la Unión Europea a través del pasaporte.

El pasaporte comunitario autoriza a cualquier bróker registrado en un estado de la UE a operar en cualquier otro país de la Unión. Esta herramienta funciona desde 1993, y la primera edición de la directiva Mifid para unificar los mercados europeos y proteger más a los inversores, en vigor desde finales de 2007, simplificó al máximo la operativa transnacional. Una vez que Reino Unido esté fuera, los intermediarios que solo estén autorizados allí no podrán operar ni en España ni en ninguno de los otros 26 países de la UE.

En un acuerdo firmado por Albella y el gobernador del Banco de España el pasado 8 de marzo, se reconoce que el supervisor bancario cuenta con más experiencia en la evaluación y supervisión de los modelos internos para el cálculo de recursos propios. El organismo que pilota Luis María Linde está más centrado, con perdón del Banco Central Europeo (BCE) desde noviembre de 2014, en chequear la solvencia –las ratios de capital y cómo se calculan– que en vigilar la conducta de las entidades. Justo al contrario que la CNMV.

Pero el supervisor bursátil es el encargado de vigilar que las empresas de servicios de inversión (agencias y sociedades de valores, gestoras de cartera y empresas de asesoramiento financiero) cumplan con los requisitos de fondos propios. En España hay registradas 245, de las que 85 pueden intervenir en el mercado. Así, con el documento publicado el viernes en el Boletín Oficial del Estado (BOE), la CNMV solicita ayuda al Banco de España ante una eventual avalancha de firmas extranjeras que deseen instalarse en el país.

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Que las autoridades supervisoras cuenten con capacidad suficiente para evaluar la solvencia de las firmas es uno de los requisitos previos para que estudien su implantación en España, asegura la CNMV. Así, “a efectos de atender la inminente potencial demanda”, la CNMV determina que “necesita apoyarse temporalmente […] en los equipos del Banco de España”.

La CNMV cuenta con una plantilla que ronda los 400 empleados, mientras que la del Banco de Esapaña ronda los 3.000. Pese a que Sebastián Albella ha conseguido elevar el gasto en personal un 5% en los Presupuestos Generales del Estado de 2017 –que todavía tienen que ser aprobados por el Parlamento– y a que podrá cubrir las bajas tanto las que se produjeron en 2016 como las que se den este año, su capacidad en términos de efectivos y experiencia para evaluar la solvencia de firmas extranjeras es limitada.

El acuerdo tiene una duración de un año pero es prorrogable hasta 2021 y abre la puerta a futuras colaboraciones: “No obsta a que las partes puedan acordar, en una segunda fase y una vez que la CNMV se haya dotado del adecuado personal técnico adicional, otras fórmulas de colaboración en relación con la autorización y supervisión de modelos internos de solvencia de empresas de servicios de inversión, cuya responsabilidad recae en la CNMV”.

Una de las reclamaciones de algunos exdirigentes de la CNMV, como Julio Segura, cuyo mandato fue de octubre de 2007 al mismo mes de 2012, fue que el supervisor de los mercados se dedicara esencialmente a vigilar la conducta y el Banco de España a asegurarse de la solvencia. Es el denominado modelo twin peaks (pilares gemelos), que se utiliza en Reino Unido, con la Financial Conduct Authority (FCA), por el lado de la conducta, y con el Banco de Inglaterra, por el de la solvencia.

El objetivo sería que la CNMV se hiciera cargo de la comercialización de productos financieros, bancarios y de seguros. Ahora, solo se encarga de la supervisión de la venta de instrumentos financieros, como fondos de inversión, derivados y activos de renta fija y variable. La vigilancia de la comercialización de los depósitos bancarios queda en manos del Banco de España y la de los seguros de ahorro y los fondos de pensiones, en las de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP).

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