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La profesionalización del lobby en la Unión Europea

Recién termino de leer “Institutitional and Constitutional aspects of Special Interest Representation. Study for the AFCO Committee”, escrito por David Coen y Alexander Katsaitis. El profesor Coen, de visita al ESADEGeo en Madrid, explica cuáles son las particularidades del lobby en la Unión Europea, cuya profesionalización ha crecido tanto en densidad como en diversidad. Más instituciones y más asuntos son defendidos en Bruselas ante el Parlamento Europeo y la Comisión Europea. De la conversación, extraigo algunas lecciones para la inteligencia directiva.

“La reputación es el capital”. La confianza que se genera entre quien defiende una posición concreta y los representantes políticos se sostiene sobre la reputación, esto es, la veracidad de los hechos presentados, la trayectoria de los interesados, la participación recurrente en actividades de las instituciones europeas, la calidad de la información y la transparencia. La reputación no es un campaña de relaciones públicas, sino el respeto que se obtiene cuando se traslada información relevante para la toma de decisiones.

“La legitimidad del lobby se merece”. No se puede comprar ni se da por descontada. La legitimidad consiste en el número de voces que se representan y la calidad de la información. Los informes, los libros blancos, los análisis y otro tipo de instrumentos que facilitan la toma de decisiones son fundamentales para merece el respeto de los representantes políticos. Por eso, no hay atajos. La actividad vistosa no genera influencia.

“El lobby se ocupa del encuadre, no de la política”. Un mito del lobista europeo consiste en que puede influir, transformar y regular las políticas europeas. Esto es bien difícil porque el agregado de intereses dificulta que un solo grupo de interés monopolice la propuesta legal. No obstante, el lobby puede contribuir a que los eurodiputados y los funcionarios europeos entiendan un punto de vista concreto, un framing diferente.

“El lobby tiene ganadores y perdedores”. Al final, el lobby es partisano. No existe un “interés general europeo o del demos europeo” porque el lobby presiona sobre el regulador para que disponga y ordene los recursos, tome decisiones y afecte a los mercados. En este sentido, el lobby afecta a la cuenta de resultados y es asunto principal en la gestión internacional de negocios.

“Las ONGs influyen más de lo que su presupuesto nos haría pensar”. Este tipo de organizaciones cuenta con otra moneda de cambio, que es la reputación y la defensa repetida de unos intereses dados. Es una buena lección porque el lobby requiere tiempo y esfuerzo, sus resultados se deben medir en el largo plazo y requieren una relación transparente.

“La transparencia del regulador”. Caminamos hacia un entorno más regulado y más transparente, por lo que hay que huir de un modelo de lobby oscurantista o no ajustado a derecho. El demos europeo reclama más transparencia a las instituciones por lo que veremos una creciente publicación de agendas, contactos, conversaciones y otros instrumentos mejores que el “lobby footprint”.

Concluye el profesor Coen con ideas notables. Habrá más datos abiertos en los asuntos públicos, por lo que será más fácil evaluar y seguir el comportamiento de políticos y lobistas. El registro de la Comisión Nacional de Mercados y Competencia será un asunto importante en la próxima legislatura, ya que podría convertirse en la exigencia previa de cualquier actividad lobista. En suma, caminamos hacia una profesionalización de la actividad lobista en el mercado europeo y español. Tras las elecciones, veremos más decisiones en este sentido.

Seguimos en @juanmanfredi

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