'España es el referente en transgénicos'
Este ingeniero técnico agrícola, de 51 años, ha desarrollado en Monsanto toda su carrera profesional, que describe como 'una sola empresa, cuatro países y diez oficios diferentes'.
Duhamel recibe a CincoDías en la Cámara de Comercio de Barcelona, donde participa en un congreso sobre el futuro de la agricultura, en plena escalada del precio de los alimentos. La multinacional estadounidense Monsanto es líder mundial en el desarrollo de semillas genéticamente modificadas. La compañía tuvo en el último año uno de sus mejores ejercicios, con una facturación de 8.600 millones de euros, un 17% más que en 2006.
¿Son los transgénicos la solución a la crisis alimentaria?
Es una parte de la solución. Ni siquiera es una crisis, sino simplemente mayor demanda. La biotecnología permitirá responder a parte de esta demanda. Nos damos cuenta de que nos enfrentamos a dos a imperativos: producir dos veces más de alimentos con la misma superficie cultivable para alimentar a 3.000 millones de personas más en los próximos años en el mundo. Además entra en juego la competencia de India y China, con mayor poder adquisitivo para comprar nuevos tipos de alimentos. En primer lugar, seguiremos adelante con la investigación genética convencional sobre semillas para aumentar la productividad de cada semilla producida. En segundo lugar, daremos más rendimiento a cada hectárea.
En el futuro, la tecnología dará a los cultivos tolerancia a la sequía, aumentando su rendimiento en zonas donde antes era prácticamente imposible. Está previsto que esta nueva tecnología llegue al mercado entre 2012 y 2015. Se aplicará primero sobre el maíz, y seremos capaces de aumentar el rendimiento en un 12% o 15%.
¿Esta nueva tecnología llegará a España?
Por supuesto. No sólo estamos pensando en África. La tecnología estará preparada para el maíz y el algodón entre 2012 y 2013. Una vez superados los trámites reglamentarios en EE UU, se desarrollará en el resto de países, en función de las autorizaciones de venta.
España es un país donde la superficie de maíz varía regularmente a causa de la sequía, como ha sido el caso este año. Grandes extensiones de maíz no han podido cultivarse por falta de agua. Los países del sur de Europa pueden beneficiarse perfectamente de esta biotecnología. El agua destinada a la actividad agrícola supone el 75% de este recurso disponible. El agricultor puede cultivar maíz irrigado para un mejor aprovechamiento de los recursos hídricos. En otros casos, el agricultor duda sobre qué cultivo elegir porque no sabe si el clima y el suelo serán demasiado secos, o quizá precisamente porque son demasiado secos no podrá cultivar. Esta situación se da en algunas regiones de España. Existe además una tercera posibilidad, y es ampliar los cultivos de maíz allí donde antes eran impensables, no existían, como en la Pampa argentina, donde hoy no se cultiva.
España es líder europeo en el cultivo de maíz transgénico, con 75.000 hectáreas, ¿cuáles son sus previsiones para este mercado?
Cuanto menos miedo tiene un país respecto a su futuro, más desarrollará la biotecnología, como es el caso de Estados Unidos, Argentina, Brasil, India, y China, donde está registrando un fuerte crecimiento. En este sentido, España será un modelo, al menos durante los próximos diez años. Y se aplicará biotecnología sobre otros cultivos, no sólo en el maíz, donde la tecnología hoy está desarrollada para ganar resistencia a los insectos. España será uno de los primeros mercados europeos en aceptar la tecnología de tolerancia a la sequía, y eso está muy bien. Nuestro objetivo es producir más. Nuestra gran ventaja es que para una tonelada de maíz, trigo o soja, podemos reducir un tercio el agua y de abonos, duplicando la producción.
Sin embargo, tras diez años de existencia de transgénicos, varios países en Europa empiezan a prohibir su cultivo, como Francia.
Esta tecnología existe sobre todo en el sur de Europa, en Italia, Rumanía, Portugal, el sur Francia e Italia. En el norte apenas existe, porque los cultivos son menos sensibles a los insectos. Francia puso en cultivo 100.000 hectáreas en 2006 después de años de duda. Los agricultores quedaron encantados, aunque ha reforzado los oponentes. El resultado es que este país acaba de votar una ley que permite cultivar OGM organismos genéticamente modificados, a la que ha dado salida con ayuda de agricultores y científicos. Así que podemos decir que avanza poco a poco. Cada vez tenemos más hectáreas en Portugal, este año tendremos en Rumanía, en Polonia, en República Checa. Es un mercado que viaja del sur hacia el norte, y España no ha tenido miedo.
La incursión de Monsanto en el mercado español alcanza el 80%. ¿Qué desarrollo espera ver?
En España ya hemos cubierto el periodo de vida de las tecnologías existentes. De 450.000 hectáreas de maíz, hay 100.000 infestadas por el insecto del taladro, para el que tenemos solución, de ahí su fuerte utilización, que alcanza el 80%. En cuanto a las nuevas tecnologías, tengo mucha confianza en España. Si la tecnología es útil será vendida, es un mercado modelo, con científicos capaces de evaluar las tecnologías y donde las reglas están claras. Está bien.
España aumenta un 40% su producción en un año
Siempre en el fuego cruzado entre los defensores de la tecnología para ampliar el rendimiento de los cultivos agrícolas, y los detractores de modificar genéticamente las semillas por los riegos que entraña para la salud y el medio ambiente. Así avanzan los transgénicos, que en España han encontrado su mejor aliado. Tras el revuelo provocado por la prohibición de este tipo de cultivos en Francia a principios de año, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria criticó el veto galo, asegurando que la decisión de debía a razones políticas y no ambientales y que la variedad de maíz MON 810 que se comercializa en España tiene el visto bueno de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria.
Precisamente, España lidera este mercado, con 75.000 hectáreas de cultivo de maíz transgénico y un 40% de alza sólo el pasado año. El pulso entre detractores, que critican el permiso de importar transgénicos y la prohibición de cultivarlos, y defensores, se ha saldado con la victoria de estos últimos. Pese al grito en el cielo de científicos y ecologistas, que denuncian el vacío legal y apuntan a la moratoria de siete países europeos como una de las pruebas de la incendiaria tecnología. 'Si tan buenos fueran los transgénicos dada la presión de la industria, habrían sido adoptados por muchos más agricultores', explica Juan Felipe Carrasco, de Greenpeace.
La superficie de variedades de maíz OGM se disparó hasta 75.148 hectáreas en 2007. La mayoría se cultiva en Aragón y en Cataluña, donde más afecta el taladro, insecto que ataca en zonas húmedas. Aunque Monsanto no es el único actor en el mercado español de semillas modificadas. La multinacional ofrece su tecnología a otras empresas, que comercializan sus variedades y productos propios, como Arlesa, Koipesol, Pioner o Corn Status.
Luz verde
En 2007, el mercado de semillas genéticamente modificadas se disparó en España hasta 75.148 hectáreas. Mientras otros países europeos aplican moratorias o debaten sobre sus ventajas, España mantiene la luz verde a su comercialización.