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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Tira y afloja permanente con las tasas de Aena

Si por un motivo u otro el billete se va de presupuesto, ni aerolínea ni aeropuerto cobrarán un céntimo

FILE PHOTO: The logo of Spanish airports operator Aena is seen at the Adolfo Suarez Barajas airport in Madrid
VIOLETA SANTOS MOURA (REUTERS)
CINCO DÍAS

Aerolíneas y gestor aeroportuario avivan estos días la habitual batalla por la senda tarifaria, en este caso, de 2024. Aena supera al cierre del primer semestre el beneficio que obtenía antes de la pandemia y, pese a ciertos síntomas de enfriamiento de la euforia turística, su tráfico apunta a un récord en este 2023. El gestor público, que vuelve a hablar del pago de dividendos, ya elevó al alza sus estimaciones en febrero ante una explosión de la demanda que, a su vez, también tiene como derivada el encarecimiento de los billetes. Las compañías aéreas aseguran que se trata de la respuesta a un escenario de combustible caro, costes laborales al alza o a la carga financiera con la que el sector salió de la pandemia.

En este contexto, las aerolíneas con actividad en España reclaman contención tarifaria al Gobierno en funciones una vez que Aena va a pedir un alza del 4,09% para el próximo ejercicio por desviaciones en costes como el energético, laboral o los de servicios como el de seguridad y limpieza. Unas variaciones que han sido reconocidas por la CNMC, regulador en el debate tarifario. El marco regulatorio vigente hasta 2025 hace que cualquier escalada tarifaria superior al 1% precise el plácet del Ejecutivo, al que se encomienda la Asociación de Líneas Aéreas en busca de que se modere un incremento que se da por descontado y que, a su juicio, entorpecería la recuperación tras la crisis sanitaria.

El pulso se repite en toda Europa. Los operadores creen que las aerolíneas buscan mejorar márgenes para retribuir a sus accionistas y no para aligerar los precios de los billetes, estas argumentan que están centradas en pagar deudas de la crisis y recuperar actividad. El Gobierno en funciones deberá tomar una decisión que afecta a un engranaje clave para la economía, el de la conectividad aérea del país. Habitualmente se ha penalizado a Aena en busca de atraer turismo, pues las tarifas están entre las más bajas de Europa. Pero Aena advierte de que ya no puede compensar las subidas de costes si se pretende mantener la calidad comprometida.

El alza del precio de los billetes (cálculos del sector aeroportuario apuntan a más del 25%) diluyen en gran medida el potencial impacto de la mitigación de las tarifas. Aunque ambas partes tiren hacia un lado de la cuerda, la decisión no es un juego de suma cero. El pagador final es el viajero, y tanto da el motivo por el que se rasque el bolsillo: si por un motivo u otro el billete se va de presupuesto, ni aerolínea ni aeropuerto cobrarán un céntimo.

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