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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El giro de la UE con el coche eléctrico puede dar malas ideas

Las marcas no recortarán sus planes, pero los Gobiernos pueden frenar la transición

El retroceso de Europa en vehículos eléctricos es un mísero regalo de Navidad para los fabricantes. Bruselas ha abandonado su plan de que los eléctricos representaran el 100% de las ventas para 2035. Aun así, las normas son más estrictas que las de EE UU, así que es probable que las marcas europeas no recorten sus planes. Pero el cambio puede animar a los Gobiernos a frenar en seco la transición.

Algunos ajustes en los objetivos parecían inevitables. Las normas de la UE exigían una reducción del 55% de las emisiones de carbono para 2030 y su eliminación en 2035. Pero, en los primeros diez meses de este año, los eléctricos solo aportaron el 16% de las ventas, según la patronal europea ACEA. Deutsche Bank prevé que la cuota de los eléctricos siga siendo inferior al 45% en 2030.

Europa solo está levantando algo el pie del acelerador. El nuevo objetivo para 2035 sigue exigiendo una reducción del 90% de las emisiones. El 10% restante tendrá que compensarse con combustibles sintéticos o acero con bajas emisiones de carbono. Y el objetivo del 55% en 2030 puede repartirse a lo largo de tres años. Así que está muy lejos del giro de Donald Trump.

Ford detuvo el lunes algunos modelos eléctricos y redujo sus inversiones en estos en casi 20.000 millones de dólares. Es poco probable que eso ocurra en Renault, Stellantis, BMW, Volkswagen y Mercedes-Benz. En cambio, podría decirse que la conclusión clave para los europeos es que es menos probable que afronten multas sangrantes por parte de Bruselas.

Los fabricantes ya ni siquiera son el principal problema. El sector ha hecho importantes inversiones en tecnología de baterías y capacidad de producción. Esto ha ayudado a reducir los costes de los eléctricos hasta el punto de que los consumidores no tienen que pagar una gran diferencia con respecto a los de combustión.

El mayor reto es convencer a los consumidores de que los eléctricos se pueden recargar de forma fácil y económica. Incluso para lograr el objetivo de 2030 se necesitarían más de 8 millones de puntos de recarga, estima ACEA, frente a los menos de 1 millón actuales. Habrá que reducir los costes energéticos, ya que los precios de recarga en Europa varían mucho. Además, la falta de coordinación de las políticas europeas se ve en el hecho de que la aceptación de los eléctricos varía enormemente de un Estado a otro. Según ACEA, en octubre era inferior al 5% en Italia; del 21% en Alemania; y del 70% en Dinamarca.

El anuncio del martes no resolverá esos problemas. Y el peligro es que los políticos lo vean como una señal de que es inevitable un nuevo retroceso, lo que incentivaría a los Gobiernos a evitar seguir ayudando a los eléctricos y a los cargadores. Eso haría aún más difícil la transición energética de Europa.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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