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Buffett acelera su retirada donando acciones de su imperio valoradas en 1.100 millones de euros a fundaciones de sus hijos

Mantendrá una participación en Berkshire Hathaway y seguirá acudiendo a la compañía durante el periodo de transición

El inversor más famoso de la historia, Warren Buffett, acelera su retirada de los focos. El gurú, conocido como el Oráculo de Omaha, va desgranando su plan de retirada poco a poco. Hace ocho meses ya avanzó que a partir del próximo enero dejará su puesto como primer ejecutivo de Berkshire Hathaway —uno de los conglomerados financieros más importantes del mundo—. El popular inversor explicó ayer que “se retirará del ojo público” definitivamente. El financiero reveló ayer que donará 1.300 millones de dólares a las fundaciones filantrópicas de sus hijos.

El financiero explica que sus hijos, que tienen 72, 70 y 67 años, ya tienen cierta edad y empiezan a entrar en una etapa más complicada de la vida. “Para aumentar las probabilidades de que distribuyan lo que, en esencia, será toda mi herencia antes de que los fideicomisarios los reemplacen, necesito acelerar el ritmo de las donaciones en vida a sus tres fundaciones”, subrayó.

Buffett, nacido en Omaha, una ciudad mediana de Nebraska, hace 95 años, publicó ayer una carta dirigida a sus inversores con motivo del Día de Acción de Gracias. En la misiva explica que se dispone a “aumentar el ritmo” de sus donaciones benéficas a las fundaciones de sus hijos mientras aún esté vivo. Explicó que dejará de publicar sus memorables cartas que acompañaban al informe anual, consideradas como lecciones magistrales para muchos inversores, pero a cambio publicará otras misivas con motivo del día de Acción de Gracias.

Buffet es toda una leyenda entre los inversores. Empezó a invertir en empresas desde bien joven. Y convirtió una pequeña compañía textil de Rhode Island en uno de los mayores conglomerados financieros del mundo, con participaciones en Apple, Coca-Cola, American Express, Bank of América y Chevron entre otros, de las que obtienen pingües dividendos y jugosas revalorizaciones en Bolsa.

“Ya no escribiré el informe anual de Berkshire ni hablaré sin parar en la junta general”, escribió ayer. “Como dirían los británicos, me retiro un poco”, apuntó Buffet, que siempre ha exhibido un fino sentido del humor. Como muestra en la carta que se ríe de su edad: “Quienes llegan a la vejez necesitan una gran dosis de buena suerte, escapar a diario de cáscaras de plátano, de los desastres naturales, los conductores ebrios o distraídos, los rayos... la lista es interminable”. Y prosigue: “La parka me encuentra más interesante con el paso de los años. Y es invencible; todas sus batallas las cuenta por victorias. Cuando el equilibrio, la vista, el oído y la memoria van en declive de forma persistente, sabes que la parka está cerca. Tardé en envejecer, pero una vez que llega, es innegable”.

El inversor desveló en la junta anual del pasado enero que su actual mano derecha, el ejecutivo Greg Abel (63 años), será su sucesor. Buffett deja a su adjunto una reserva de efectivo de 382.000 millones de dólares.

Sin embargo, Buffet asegura que se mantendrá activo hasta la transición y seguirá yendo a la oficina cinco días a la semana. “Para mi sorpresa, en general me siento bien. Aunque me muevo despacio y leo con cada vez más dificultad, voy a la oficina cinco días a la semana, donde trabajo con gente maravillosa. De vez en cuando, se me ocurre una idea útil o recibo una oferta que de otro modo no habríamos recibido.

Por eso el empresario hizo un traspaso de acciones tipo A, privilegiadas, a las cuatro fundaciones de su familia (valoradas en unos 1.120 millones de euros). Buffett convertirá 1.800 acciones Clase A de Berkshire en 2,7 millones de acciones Clase B. Luego entregará 1,5 millones de esas acciones a la Susan Thompson Buffett Foundation, que lleva el nombre de su fallecida esposa, y 400.000 a cada una de las fundaciones de sus hijos: la Sherwood Foundation, la Howard G. Buffett Foundation y la NoVo Foundation.

“Mis hijos están ahora en su mejor época en experiencia y sabiduría, pero tienen que entrar en la edad anciana. Esa fase de luna de miel no durará eternamente”, apostilla.

Buffett señala en la misiva que se quedará con una cantidad no detallada de acciones tipo A “hasta que los accionistas de Berkshire desarrollen la comodidad con Greg que Charlie Munger [su socio durante 40 años], y yo disfrutamos durante años".

El inversor incluyó en la carta reflexiones sobre su vida y expresó, como ha hecho otras veces, su oposición a la “riqueza dinástica” o a las personas que quieren hacerse ricas “para que les miren”.

La carta que Buffett envió el lunes a los accionistas mantiene las advertencias sobre la avaricia empresarial intercaladas con llamamientos a la bondad. Señaló, por ejemplo, que los requisitos de divulgación de la remuneración de los ejecutivos resultaron contraproducentes, ya que los líderes empresariales se enfrascaron en una carrera para ganar más que sus rivales.

“Lo que suele molestar a los consejeros delegados muy ricos —al fin y al cabo, son humanos— es que otros consejeros delegados se estén haciendo aún más ricos”, apunta Buffett en la epístola. “La envidia y la codicia van de la mano”.

Buffett agregó que Berkshire debería tratar especialmente de evitar a futuros directivos que quieran hacerse “ricos para ostentar” o “iniciar una dinastía”.

Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Corresponsal en Washington. Ha sido redactor jefe de Economía y Negocios. Antes, contó las consecuencias de la crisis financiera y de los años de los ajustes presupuestarios. Aprendió el oficio durante su paso por la información local de Madrid.
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