Las claves: la gallina de los huevos de oro sigue fiel a su fama
Una obsesión ronda desde hace años las cabezas de los responsables de las empresas turísticas: la transición hacia un modelo que prime la calidad sobre la cantidad


Dos obsesiones rondan desde hace años las cabezas de los responsables de las empresas turísticas: la desestacionalización del sector y la transición hacia un modelo que prime la calidad sobre la cantidad. En otras palabras: que los picos veraniegos no sean tan grandes –que haya turistas todo el año, en esto quizá pueda ayudar el cambio climático– y que haya menos turistas, pero de más calidad –que dejen más dinero a su paso–. Las cifras de este agosto, el mes por excelencia del sector, apuntan tímidamente a esta última tendencia: hubo más visitantes que el año anterior, sí, y España está en récord, pero el ritmo es menor. Los precios, sin embargo, siguen al alza, de la mano del gasto del turista extranjero. No en vano, viajar a Punta Cana o Riviera Maya ya cuesta lo mismo que ir a Menorca o Mojácar. En el otro lado de la moneda están los turistas españoles, cuyas rentas no pueden competir con el poder adquisitivo de los extranjeros, y cuyas pernoctaciones hoteleras están planas. La sobredependencia de la economía de un sector que no contribuye especialmente a la métrica de moda –la productividad– es harina de otro costal.
¿Puede alguien frenar el ritmo de la Bolsa española?
Quizá una de las grandes noticias bursátiles este año es que el Ibex 35, denostado índice bursátil español, sea uno de los selectivos que mejor está funcionando a lo largo del año. Tanto que a muchos inversores les ha pillado de salida, en busca de terrenos más amigables para su dinero: desde 2019 los fondos de Bolsa española han registrado salidas por 4.233 millones de euros. Ellos se lo pierden –lo suyo habrán sufrido en estos años–, a la vista del intenso resurgir del selectivo español. Tal es el avance que el Ibex y la Bolsa estadounidense comparten una pregunta fundamental: ¿hasta cuándo va a durar?
La necesaria búsqueda de mejoras en los contratos de obra pública
En su objetivo de luchar contra la corrupción en la concesión de contratos de obra pública, el Gobierno estudia imitar el modelo de Aena, en el que, cumplidos unos mínimos técnicos, gana el proyecto más asequible, a fin de evitar las valoraciones subjetivas. La patronal Confederación Nacional de la Construcción considera que también deben valorarse, como ya sucede, factores ambientales, sociales e innovadores, y que decidir básicamente por el precio tampoco está exento de riesgos de manipulación.
No existe el modelo perfecto, pero es inexcusable trabajar en mejorar las fórmulas actuales, y los ámbitos donde ya se obtienen buenos resultados en cumplimiento son sin duda una fuente que conviene explorar.
La frase
Los aranceles podrían compensar los recortes fiscales graduales de la Ley Grande y Hermosa [de Trump], pero no van a reducir el déficit de forma significativa. El mercado de bonos debería estar un poco nervioso por lo que está haciendo el GobiernoJim Millstein, presidente de Guggenheim Securities
OpenAI, la ‘start-up’ que se ha hecho mayor cabalgando contradicciones
A partir de cierto tamaño, cuesta ver a algunas empresas como start-ups, pero lo justifica lo incipiente de su actividad. Es el caso de OpenAI, la más valiosa del mundo tras superar a SpaceX. Elon Musk estuvo en la fundación de ambas, aunque ahora se haya convertido en la némesis de Sam Altman, el CEO de la creadora de ChatGPT. El directivo ha avisado con frecuencia del peligro de la inteligencia artificial, pero a la vez es contrario a una regulación demasiado rigurosa; inicialmente defendió un proyecto sin ánimo de lucro, para luego convertirlo en un negocio. Su valoración ha alcanzado los 500.000 millones de dólares, pese a la enorme incertidumbre sobre su capacidad real para rentabilizar el uso de las inteligencias automáticas.

