Las claves: Pablo Isla y el reto de hacer limonada con limones amargos
De ciertas crisis pueden surgir sabrosas oportunidades


Que una compañía cotizada prescinda de su consejero delegado apenas 12 meses después de su nombramiento no es la mejor señal para el mercado, pero de ciertas crisis pueden surgir sabrosas oportunidades. Nestlé, el gigante europeo de la alimentación, tiene desde ayer un nuevo presidente, el español Pablo Isla, que se une a Philipp Navratil, sustituto de Laurent Freixe, destituido tras descubrirse una relación secreta con una subordinada.
Freixe, veterano de la empresa, impulsó una estrategia que intentaba volver a las esencias, al mismo tiempo que apostaba por el marketing, todo a despecho del margen operativo. La ofensiva no ha convencido especialmente a los mercados (ni al consumidor). Con tres consejeros delegados en apenas un año, la compañía acoge ahora un liderazgo renovado, con sangre nueva y textil –Isla– y con otro hombre de la casa. Con esta combinación, quizá el gigante de la alimentación pueda reinventarse una vez más –no es descartable que soltando algo de lastre, en forma de ventas– y demostrar que, a veces, de los peores limones pueden surgir excelentes limonadas.
La protección de la competencia, frente a la búsqueda de paladines en la UE
Marc Murtra, presidente de Telefónica, abogó ayer por un “ajuste” en torno al afán de la Comisión Europea por proteger al consumidor en cuanto a precios e innovación, que frena los procesos de concentración en el sector de las telecos. Bruselas se debate últimamente entre este objetivo y la necesidad de crear grandes paladines empresariales que puedan competir en el mercado global.
La enorme fragmentación del Viejo Continente palidece ante los grandes gigantes de EE UU y China. Pero ocurre que la UE desea fusiones transnacionales, frente al empeño de crecer en casa, y es esto último lo que afecta a la competencia. O sea, al cliente.
TikTok, una red social con una influencia política más sutil que la de Twitter/X
La influencia de las redes sociales en la política es cada vez mayor, como se ha comprobado, por ejemplo, en países como Rumanía, donde estuvo a punto de ganar –antes de que los tribunales lo vetaran por injerencias rusas– un candidato que se dio a conocer en TikTok. Precisamente el negocio en EE UU de esta plataforma china se ha dividido, pasando en parte a manos de Oracle, cuyo fundador, Larry Ellison, está en el entorno de Donald Trump.
Elon Musk compró Twitter (ahora X) para promocionar sus opiniones, pero la diferencia con TikTok es que los tuiteros vienen opinados de casa, y su mercado es mucho más pequeño. Los tiktokeros están menos politizados, y sus opiniones y sus votos son más sensibles a lo que ven en internet.
La frase
Usar los activos rusos congelados en Occidente para dar un préstamo a Ucrania supone una cuestión jurídica difícil. No se pueden confiscar tan fácilmente activos que pertenecen a otro EstadoLuc Frieden, primer ministro de Luxemburgo
Fumar mata y apostar puede arruinarle
El Ministerio de Consumo, primero con Alberto Garzón al frente y ahora con Pablo Bustinduy, lleva años en una loable ofensiva contra las casas de apuestas y en prevención de la ludopatía, sobre todo entre los jóvenes. A propuestas contra la proliferación de locales de apuestas en los barrios, o la limitación de su publicidad, se suma ahora la inclusión de mensajes de aviso, como en las cajetillas de tabaco. Con todo, el juego entre los jóvenes no hace más que aumentar. Quizá habría que hacer lectura obligatoria en los institutos El jugador, de Dostoievski, que ya advertía en el siglo XIX de que las sensaciones del juego no sacian, sino que irritan el alma, hasta el agotamiento total. Como ludópata reconocido, sabía de lo que hablaba: escribió el libro para pagar sus deudas.

