¿Y si Sánchez anticipa elecciones para movilizar el voto con Gaza y Vox?
El fuerte crecimiento de la ultraderecha, el deterioro del PP y la solidaridad con Palestina pueden dar al PSOE la ventana electoral menos mala

Va cuajando la tesis que sospecha que Pedro Sánchez puede hacer caso a Alberto Núñez Feijóo y convocar elecciones anticipadas, tras no poder aprobar los presupuestos. A Sánchez le trae al pairo la opinión del PP, la cuestión es que hay expertos que ven la oportunidad movilizar el voto de izquierda, como consiguió en 2023, aprovechando el clima creado con la matanza de palestinos en Gaza, el crecimiento exponencial de la extrema derecha (Vox y Aliança Catalana) y la consecuente caída del PP. Pensar que el PSOE puede reeditar gobierno suena a exceso, pero sí puede minimizar daños. El rechazo de los presupuestos le da la oportunidad de recuperar la razón perdida cuando los llamó instrumentales y apelar al ciudadano para que elija qué quiere.
El 28 de mayo de 2023, el PSOE sufrió un duro golpe en las elecciones autonómicas y municipales. PP y Vox celebraron más la derrota que el éxito y aprovecharon para pedir al unísono el adelanto de las elecciones. Contra todo pronóstico, al día siguiente, Sánchez asumía la derrota y convocaba elecciones generales 55 días después, el 23 de julio. Muchos han olvidado que las ganó el PP, porque fue una victoria estéril. Hoy gobierna Sánchez en coalición con Sumar y gracias al apoyo de diversos partidos con intereses contradictorios, como los de Podemos y Junts, o los del PNV y Bildu. La precariedad del Ejecutivo es de tal calibre que se maneja con el presupuesto de la legislatura anterior. Las votaciones se cuentan por derrotas, y hacen compañeros de baile tan sorprendentes como PP, Vox y Podemos, que esta semana se unieron para frenar el traspaso de competencias de inmigración a Cataluña, pactado por PSOE, Sumar y Junts. Todo contra natura.
Mientras tanto, la izquierda y parte del centro están movilizados con Palestina, las encuestas dicen que Vox duplicaría escaños y que PP y Junts se debilitan por el trasvase de votos a la extrema derecha españolista (Vox) y a la secesionista (Aliança Catalana). A esto se añade que el PP está viendo dañada su reputación de buen gestor como consecuencia de la mala gestión de los incendios de este verano y de la dana valenciana de hace once meses. Al tiempo, la economía española vuela sola y es la que más crece entre las importantes de Europa.
Momento Palestina. Pedro Sánchez ha arrebatado a sus socios, Podemos o Sumar, la bandera de Palestina, que históricamente formaba parte del imaginario del PCE y sus posteriores camisetas. Sánchez entendió el primero que el nivel de agresividad de Israel exigía ser más contundente, puesto que hay que ser ciego para no ver que se trata de un genocidio. El liderazgo que Sánchez ha mostrado en Europa para reconocer el Estado de Palestina y exigir contundencia diplomática contra Israel, permite al PSOE “apropiarse” de un espacio que moviliza a personas de toda la izquierda, de centro e incluso en la derecha moderada, puesto que se trata de una cuestión ética y moral, que atraviesa casi todo el espectro político.
La extrema derecha. El gran error del PP en las elecciones generales de 2023 fue pactar con Vox los gobiernos de autonomías como Valencia y Extremadura en plena campaña electoral. Cayeron en la trampa de Sánchez, que anticipó las generales tras ver que los resultados de autonómicas y municipales colocaban al PP en manos de la ultraderecha si quería gobernar en muchas comunidades y ayuntamientos, pacto que habían renegado. Los populares pudieron dilatar los tiempos, pero el ansia de recuperar el poder les hizo precipitarse. El miedo a un gobierno con Santiago Abascal de vicepresidente movilizó a última hora el voto en la izquierda lo necesario para que PP y Vox tuvieran una suma insuficiente (170). El rechazo que genera la ultraderecha entre nacionalistas (PNV) e independentistas (Junts) impedía sumar. Necesitaban seis votos de las minorías y solo podían captar dos, Coalición Canaria y UPN.
Hace dos meses, el recurso al miedo a Vox sonaba a oportunismo, ante los casos de corrupción en el PSOE y su incapacidad de trasladar el pacto de investidura a la vida parlamentaria. Sin embargo, el crecimiento de Vox en intención de voto, está ya en el 18% de las papeletas y con expectativas de poder alcanzar el 20%, y de Aliança Catalana, está haciendo mucho daño al PP y Junts. Este retrato de hoy llevaría a que el PP obtenga, en el mejor de los casos, los 137 diputados que sacó en 2023 (encuesta de GAD3), o a que pierda seis diputados (Metroscopia). Eso sí, el escenario central de casi todas las encuestadoras es que PP y Vox suman mayoría absoluta, con los ultras aportando un tercio de la suma. Un gobierno con Abascal de vicepresidencia y varios ministerios clave en manos de Vox ya no es una amenaza, es el horizonte más realista.
La economía que más crece. Otro aspecto clave que juega hoy a favor de Sánchez es la macroeconomía. La UE y la OCDE estiman que España crecerá un 2,6% este año, el triple de la media de los países de la zona Euro. La creación de empleo ha llevado la afiliación a la Seguridad Social al borde de los 22 millones de cotizantes. Lo nunca visto, con dos millones más que en los años de la burbuja inmobiliaria, cuando se llegó a 19,5 millones de cotizantes. Eso sí, cinco volaron rápido con el desplome de la construcción. Sin embargo, estos datos no pueden tapar problemas que se están enquistando, como el alto precios de la vivienda, sea en alquiler o propiedad, que provocan el descontento entre la población más joven, que no ve el momento de emanciparse. De ahí, que las encuestas den a Vox el 30% del voto de los jóvenes de entre 18 y 34 años y sean la primera opción entre los varones de 18 a 24 años. Por eso, el Gobierno se esmera estos días en ofrecer ventajas para la compra y alquiler de vivienda. Pero si faltan 700.000 viviendas, como dice el Banco de España, la solución va a llevar años.
En definitiva, tras unas elecciones, el PSOE podría deshacerse de los aliados coyunturales, absorber en gran medida a sus socios de izquierdas y limpiar un grupo parlamentario socialista al que pertenecían José Luis Ábalos y Santos Cerdán, hombres del presidente. Si el PSOE logra un número de diputados parecido al actual (121), podrá liderar con fuerza la oposición a un gobierno PP-Vox que va a tener una vida muy difícil, como se ha visto en las comunidades autónomas. Esto funciona si Sánchez es generoso y cuenta con dar un paso al lado.

