La escisión de defensa de Thyssenkrupp viene con la supervisión de Berlín
La disgregación de la unidad de fragatas y submarinos es un rayo de luz para los accionistas, pero el crecimiento estará restringido

Las acciones del grupo industrial alemán Thyssenkrupp se han estancado en los últimos cuatro años, mientras que el Dax ha subido más de un 50%. Pero los inversores han visto un rayo de luz: las expectativas de aumento del gasto militar han impulsado las acciones del sector. La unidad de buques de guerra y submarinos de Thyssen, TKMS, se escindirá a sus actuales accionistas.
La firma espera extraer valor de sus dispares negocios abriéndolos a inversores externos. La estrategia ha dado resultados dispares. En 2023, el grupo sacó a Bolsa su división de hidrógeno, cuya cotización se ha dividido por tres. La unidad siderúrgica, en la que el checo Daniel Kretinsky compró un 20%, se convirtió en 2024 en el escenario de una inusual lucha interna. El último plan, aprobado a principios de agosto, consiste en escindir el 49% del negocio marítimo, que fabrica fragatas y submarinos.
Suponiendo que los ingresos crezcan este año fiscal al mismo ritmo que en los últimos trimestres, TKMS podría valer entre 2.000 y 3.000 millones, con base en unas ventas y un beneficio operativo similares a los de la italiana Fincantieri, una de sus principales rivales europeos. Eso equivaldría al valor total de Thyssen, estimado en 2.800 millones por Visible Alpha. No está mal para una división que solo aporta el 7% de los ingresos y el 23% del beneficio operativo.
Al igual que la mayoría de las firmas europeas de defensa, TKMS cuenta con una importante cartera de pedidos, por valor de unos 18 500 millones, lo que equivale a unos nueve años de ingresos. El problema es que una cartera tan grande puede disuadir a los clientes que no quieren esperar.
Pero la principal limitación puede ser el estricto acuerdo de seguridad que Thyssenkrupp ha acordado firmar con Berlín. El Gobierno dejó claro en 2024 que la escisión no era una oportunidad para vender a actores extranjeros. Carlyle se retiró, y se informó a Fincantieri de que sus propuestas no serían bienvenidas.
TMKS se ha comprometido a mantener las instalaciones en Alemania durante al menos 10 años, a solicitar el consentimiento para la venta de al menos el 25% de cualquier unidad de negocio y a conceder al Gobierno derechos de preferencia si vende al menos el 5% de algunos activos. Los inversores tendrán que valorar si todo ello pide un descuento.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

