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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La campaña china contra la reducción de precios perjudicará a las acciones

El CSI 300 sube un 10% en agosto, pero los efectos a largo plazo pueden ser menos positivos para la Bolsa

Bolsa China

Los Gobiernos suelen intervenir en el mercado para fomentar la competencia. Las autoridades chinas están haciendo lo contrario. Una campaña oficial que busca poner fin a la rivalidad excesiva entre empresas ha suscitado esperanzas de que termine la deflación y contribuyó a impulsar el índice de referencia CSI 300 en un 10% en agosto. Sin embargo, los efectos a largo plazo pueden ser menos positivos para el valor de las acciones.

El exceso de capacidad y la débil demanda interna han llevado a las empresas chinas a luchar entre sí por la supervivencia. La caída del 9% en los beneficios del segundo trimestre de Meituan, impulsada por una guerra de precios con otros grupos de reparto de comida a domicilio, subraya la intensidad de la autodestructiva rivalidad.

La reacción del Gobierno se intensificó en julio, cuando el Comité Central de Asuntos Financieros y Económicos del presidente Xi Jinping hizo un llamamiento a la lucha contra la “competencia desordenada por la reducción de precios” y exigió la “retirada ordenada de la capacidad de producción obsoleta”. La cobertura mediática de la represión se ha referido a la “involución”, término que hace referencia a la carrera de las empresas por reducir los precios en una lucha sin cuartel por la cuota de mercado.

Los mercados bursátiles rara vez reaccionan positivamente a la intervención del Gobierno. Sin embargo, la perspectiva de que los planificadores chinos salven a los ejecutivos de las empresas de sí mismos ha provocado un repunte sostenido de las acciones del país. El índice CSI 300 ha subido alrededor de un 20% desde su mínimo en abril, mientras el volumen medio diario de operaciones con acciones alcanzó un récord de 2,2 billones de yuanes (260.000 millones de euros) en agosto, según Bloomberg.

Sin embargo, las comparaciones con la tristemente célebre burbuja bursátil de 2015 parecen fuera de lugar. Las compras con margen representan aproximadamente el 12% del volumen de negociación, informó Bloomberg, en comparación con casi el 20% durante la anterior fiebre. Las valoraciones también son más bajas: el CSI 300 cotiza a unas 14 veces los beneficios anteriores, en comparación con un múltiplo de casi 19 veces en el pico de la burbuja.

No obstante, la última campaña oficial tiene connotaciones inquietantes. Recuerda la tormenta regulatoria de 2020 a 2021, cuando Pekín rechazó enérgicamente la “expansión desordenada del capital” de gigantes tecnológicos chinos como Alibaba y Tencent. Esa represión acabó con 2 billones de dólares en valor de mercado y frenó la inversión en un sector que antes era muy independiente.

En este caso, “retirada ordenada” probablemente signifique cerrar las fábricas responsables de la sobreproducción, aunque no hasta el punto de provocar un desempleo grave. Esto ejerce presión sobre las empresas para que detengan las inversiones en nueva capacidad, y los datos recientes lo confirman. En julio se produjo una repentina contracción interanual de la inversión en activos fijos del 5,3%, la primera caída desde la pandemia. El crecimiento de la inversión en manufactura se ralentizó hasta alrededor del 2%, mientras que la inversión en infraestructuras, un canal clave para estimular la demanda interna, cayó un 2% tras aumentar más del 6% en junio.

También hay indicios de que la campaña se está ampliando, ya que un funcionario de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma prometió el viernes “prevenir de forma resuelta la competencia desordenada” en la floreciente industria de la inteligencia artificial del país.

Lejos de apoyar los precios y los resultados de las empresas que cotizan en Bolsa, es más probable que una caída repentina y sin precedentes de la inversión empresarial apunte a una desaceleración inminente que podría agravar la deflación. Los líderes chinos pueden demostrar ser lo suficientemente ágiles como para mitigar esos resultados no deseados, pero el delicado equilibrio puede ser un argumento más a favor de vender acciones chinas que de comprarlas.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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