París y Roma intercambian sus posiciones
Aunque la deuda italiana es mayor que la francesa, está está abocada a crecer, y aquella se está estabilizando
El descenso de Francia al infierno de la deuda no tiene fin a la vista. Pronto podría pagar más que Italia por endeudarse en los mercados. La verdadera mala noticia es que la caída probablemente continuará al menos hasta las elecciones presidenciales de 2027.
Los retornos de los bonos franceses están en algo más del 3,42% para los vencimientos a 10 años, frente al nivel de Italia, algo inferior al 3,57%. La diferencia, de aproximadamente una décima de punto porcentual, es casi insignificante en comparación con la media de 1,2 puntos de la última década. París ya tiene que pagar más que su vecino para obtener préstamos a un plazo de hasta seis años. Sus costes de financiación son superiores a los de España e incluso a los de Grecia, que en su día fue el ejemplo perfecto de la despreocupación fiscal.
A los inversores no parece preocuparles que Roma tenga una deuda pública mucho mayor, del 137% del PIB, frente al 116% de Francia. Lo mismo ocurre con el crecimiento económico, que se prevé que sea de un escaso 0,8% para Italia en 2026, frente al 1% de Francia, según el FMI.
Pero hay buenas razones para que los inversores traten a Francia de forma más severa que a su vecino mediterráneo. Cuando Giorgia Meloni asumió el poder en 2022, optó por unas políticas presupuestarias prudentes que están empezando a dar resultados. El déficit de Italia se redujo de más del 7% en 2023 al 3,2% este año, y está en camino de bajar del 3% impuesto por la UE en 2026.
Por el contrario, los sucesivos Gobiernos de Emmanuel Macron no actuaron con la misma rapidez que el resto de Europa para dar marcha atrás en las medidas de estímulo por la pandemia. El déficit seguía siendo superior al 5% del PIB en 2023, e incluso ha crecido desde entonces. Como consecuencia, tal y como señala Capital Economics, la deuda pública francesa está abocada a crecer en los próximos años, mientras que la italiana se está estabilizando.
Es cierto que Meloni preside un periodo de estabilidad política poco habitual en Italia, con una coalición tripartita que parece destinada a durar hasta las elecciones de 2027. Es un lujo que Macron no tiene, sobre todo por su desconcertante decisión de adelantar sin necesidad a junio de 2024 los comicios parlamentarios. Desde entonces, dos primeros ministros con un Gobierno en minoría han intentado en vano poner orden en el caos presupuestario.
Es difícil que haya cambios significativos en este frente en París antes de las próximas presidenciales de la primavera de 2027. Cuando Macron llegó al poder, en 2017, Francia pagaba 1,5 puntos porcentuales menos que Italia por los préstamos a 10 años. París está pagando tanto por las políticas de Macron como por su juego político.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

