¿Ahorro conservador más atrevido o más de lo mismo?
El primer paso, y habrá que verlo, deberá ser reducir la apuesta por depósitos y letras


Como decíamos ayer... la obtención de rentabilidad en el ahorro conservador pasa por asumir riesgo. Esa era la cantinela de no hace tanto tiempo, cuando la zona euro vivía ajena a la inflación y los tipos de interés rondaban el cero. El panorama para el ahorrador más prudente cambió de forma brusca cuando, tras la pandemia, quedó una resaca inflacionista que los bancos centrales no vieron venir y que les obligó a subir el precio del dinero a toda prisa. Fueron los tiempos de la fiebre por las letras del Tesoro, con rentabilidades que rozaron el 4%, y de las colas en el Banco de España para su adquisición. Más de dos años después de aquello, los tipos de interés han descendido al 2% y el BCE da por controlada la inflación, al menos hasta nuevo aviso y con permiso de los aranceles de Donald Trump.
El ahorro conservador regresa, por tanto, a la casilla de salida. Los tipos no están en el cero, pero la inflación deja ya rentabilidades negativas para los depósitos bancarios y las letras y para no perder poder adquisitivo, una vez más, hace falta asumir mayores dosis de riesgo. Los próximos meses dirán si algo ha cambiado en la cultura financiera de los españoles en estos últimos años, durante los que en el mercado sí se han asentado fenómenos impensables en otros tiempos como la fiebre por los criptoactivos o las acciones meme, protagonizados en gran parte por inversores minoristas y con afán especulativo, en las antípodas de los ahorradores en letras y depósitos.
De nuevo llegará el momento en que los bancos se esforzarán en canalizar todo ese ahorro que vence y de rendimiento menguante hacia productos algo más rentables, como los fondos de inversión. Los ingresos por comisiones de los fondos son de hecho pieza clave con la que compensar el impacto en los márgenes de negocio bancario de unos tipos de interés más bajos. El ahorrador deberá tener presente el riesgo que asume si contrata un fondo mixto o uno de renta fija, donde también puede perder dinero.
Con 1,06 billones de euros en cuentas corrientes y depósitos y unos 22.000 millones en letras, se espera del ahorrador conservador que asuma más riesgo no solo por el bien de sus finanzas personales, sino que también arrime el hombro con inversiones que contribuyan a financiar la economía. Es la aspiración del Gobierno español y del conjunto de la UE: movilizar el ahorro conservador hacia la inversión en empresas, como sucede en EE UU. El primer paso, y habrá que verlo, deberá ser reducir la apuesta por depósitos y letras.

