El pico de crecimiento de los datos es una victoria silenciosa para las telecos
El auge de la IA o los vehículos autónomos son los riesgos en el horizonte, pero ahora su situación es más favorable

Las empresas suelen alegrarse cuando los clientes quieren más de lo que les venden. Sin embargo, en el sector de las telecomunicaciones, satisfacer la demanda futura suele requerir enormes inversiones iniciales por parte de empresas como Verizon y Vodafone, que no siempre han obtenido un rendimiento financiero atractivo. Por tanto, es posible que los CEO de la industria se alegren en secreto de que el crecimiento de los datos móviles parezca estar cayendo, y se muestren aprensivos ante la perspectiva de que la inteligencia artificial acabe provocando un nuevo aumento.
Desde hace varios años, es evidente que la demanda de banda ancha fija ha dejado de crecer tan deprisa como antes. Según Enders Analysis, el crecimiento del volumen de tráfico de internet en la mayoría de los mercados desarrollados está ahora entre el 10% y el 15% anual, frente al 30% o más antes de la pandemia. Esta desaceleración refleja el hecho de que la mayoría de los hogares de los países ricos ya son grandes consumidores de servicios de streaming como Netflix y Amazon Prime Video, de Amazon.
En otras palabras, el cambio a la televisión por internet fue un cambio puntual, más que un impulso duradero. Algo similar parece estar ocurriendo ahora con los datos móviles. Los analistas de Enders estiman que algunos mercados europeos pueden haber registrado tasas anuales de crecimiento de la demanda de datos móviles de tan solo un 5% en los últimos trimestres, aunque hay variaciones significativas entre países.
Las previsiones elaboradas por Analysys Mason sugieren que la tendencia se está reproduciendo en todo el mundo. Se prevé que el crecimiento anual del tráfico mundial de internet móvil caiga al 15% en los próximos años, frente al 23% en 2023. Es un fuerte descenso con respecto a 2018, cuando los volúmenes se duplicaban aproximadamente cada año, según la misma consultora.
Es posible que muchos occidentales ya dispongan de todos los datos móviles que necesitan. El día solo tiene unas horas para ver Netflix o navegar por redes como X. Prácticamente todo el mundo que quiere un smartphone ya tiene uno.
Contrariamente a lo que cabría esperar, el menor alza de la demanda puede suponer un alivio para los directivos e inversores de las telecos. La razón principal es que las inversiones excesivas realizadas en el pasado en espectro y equipos para satisfacer las crecientes necesidades de datos a menudo han generado escasos beneficios. Según un informe de 2023 de PwC, los operadores de redes móviles obtuvieron un rendimiento del 2%-3% sobre sus activos en los cinco años anteriores, un periodo que abarcó los gastos de capital relacionados con el 5G y el 4G. Es similar a un activo de servicios públicos regulados, pero sin la comodidad de un mercado monopolístico y unos ingresos protegidos contra la inflación.
Otra forma de abordar el problema es el rendimiento del capital invertido (ROIC), que suele calcularse como el beneficio operativo después de impuestos dividido por el coste acumulado de los activos que una empresa utiliza para desarrollar su actividad. Para las principales telecos de Estados Unidos y Europa, el ROIC medio de este año será del 7,3%, según las estimaciones de los analistas recopiladas por Visible Alpha. Se ajusta aproximadamente al coste medio ponderado del capital del sector, calcula Aswath Damodaran, de la Universidad de Nueva York, lo que implica que, en conjunto, las empresas no están creando un valor significativo para los accionistas. Se refleja en las valoraciones: las mismas firmas cotizan, en promedio, a un mísero múltiplo de 7 veces el ebitda de este año.
Una esperanza es que el pico de crecimiento de los datos cambie todo esto, al permitir a las telecos evitar una nueva ronda masiva de inversiones en capital que destruyen valor en el futuro previsible. Eso es más o menos lo que esperan ahora mismo los corredores de Bolsa de Wall Street: las inversiones en activos físicos se estancarán para las principales telecos en los próximos años, según Visible Alpha. La cara positiva es que el flujo de caja libre y, por tanto, los rendimientos deberían aumentar.
La incógnita es la IA. Hasta la fecha, la mayor parte de la carga de los grandes modelos de lenguaje, como OpenAI y similares, ha recaído en los centros de datos propiedad de las grandes tecnológicas, en vez de en las redes 5G orientadas al consumidor. Todo eso podría cambiar si aplicaciones como los denominados agentes de IA despegan realmente. Imaginemos que millones de clientes de Vodafone y T-Mobile ejecutan constantemente ChatGPT o Gemini, de Alphabet, en segundo plano, haciendo tareas administrativas que normalmente llevaría a cabo un asistente personal, al tiempo que condensan y resumen emails e informes.
Las aplicaciones de creación de vídeo, audio e imágenes podrían consumir muchos datos, lo que requeriría más inversiones en 5G e incluso en 6G con el tiempo. También es posible que los vehículos autónomos, que necesitan sensores y cámaras para enviar información al ordenador central del coche de forma instantánea, acaben usando redes 5G.
Tal y como están las cosas, es más un riesgo que una inevitabilidad para las telecos. Pero vale la pena prepararse para tal eventualidad. Los responsables de las compañías de telecomunicaciones y banda ancha, especialmente en Europa, se quejan de tener que gestionar todo el tráfico adicional generado por Netflix sin que las plataformas contribuyan en nada a mantener las redes. La IA podría, con el tiempo, provocar una reedición de ese debate.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías