Musk y Tesla: cuando la reputación llega al balance
La única razón que explica que la firma haya evolucionado en estos años mucho mejor en Bolsa que Toyota es la creencia del mercado en el CEO, y ese pensamiento empieza a hacer aguas

Elon Musk ha sido considerado durante años un genio innovador y un auténtico gurú tecnológico, una especie de visionario en la que los inversores han confiado ciegamente. Ese es el principal motivo por el que Tesla llegó a valer más de 1,5 billones de dólares y hoy sigue cotizando la friolera de 819.000 millones de dólares (unos 721.000 millones de euros al cambio actual). Por ponerlo en relación, se trata de un montante que duplica los 259.000 millones de euros que vale Toyota, el mayor fabricante de coches del mundo y el que más gana, con sus más de 32.500 millones de euros en beneficios en 2024. La única razón que explica que Tesla haya evolucionado en estos años mucho mejor en Bolsa que Toyota es la creencia del mercado en Musk. Y ese pensamiento empieza a hacer aguas.
Si bien es cierto que el magnate ha sido un pionero en la creación de un fabricante de vehículos eléctricos, sus promesas incumplidas -por ejemplo, la conducción autónoma total y la venta de un eléctrico barato- se suman ahora a su implicación en la política estadounidense. Además de las cuestiones logísticas que explican parte del retroceso en el negocio, a muchos clientes no les hace gracia su saludo nazi, ni su implicación en las elecciones alemanas, ni el propio Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), organismo que dirige y que se encarga de recortar partidas y personal en el Estado. Tan poco gusta que sus ventas se han desplomado casi a la mitad en Europa en el primer trimestre, una región en la que el coche eléctrico está creciendo a buen ritmo, un 28%.
El espacio que deja Tesla está siendo aprovechado por unas marcas europeas que hasta hace poco la veían como imbatible y por unos fabricantes chinos que simplemente están dejando que Tesla se hunda sola. Mientras Musk juega con la motosierra que le regaló Milei, BYD anuncia una batería que ofrece 400 kilómetros con cinco minutos de carga y CATL sube la apuesta con una que da 520 kilómetros en el mismo tiempo.
El ejecutivo ya ha dado marcha atrás y ha anunciado que a partir de ahora se centrará más en el negocio, dejando a un lado el activismo político. Está por ver si está a tiempo de abandonar esas veleidades limpio de polvo y paja. Hay lugares del mundo en los que tener un Tesla hoy en día está mal visto. La reputación en el entorno corporativo es clave. Cuesta mucho construirla y se pierde en un minuto. Hay innumerables ejemplos.