El hombre que intentará resucitar a Intel, un gigante dormido
Lip-Bu Tan, nuevo CEO de la compañía, que lleva años rezagada en la carrera tecnológica, tiene por delante el reto de recuperar su competitividad


Intel ha elegido a un anciano para salvarse del abismo. Así es como se llaman los líderes espirituales de la iglesia presbiteriana, un rol que Lip-BuTan (Malasia, 65 años), el nuevo CEO de la empresa tecnológica, desempeñó durante años. Dada la delicada situación de la histórica compañía de Silicon Valley, que además de pérdidas millonarias tendrá que afrontar la guerra arancelaria de Trump, no extraña que se haya aferrado a la fe como último recurso.
El nombramiento se formalizó el 12 de marzo, con vigencia desde el 18, en reemplazo de los coCEO interinos David Zinsner y Michelle Johnston Holthaus, quienes asumieron ese cargo temporal tras la salida de Pat Gelsinger en diciembre. “Es un líder excepcional, con amplia experiencia en la industria tecnológica, y una trayectoria demostrada de generación de valor para los accionistas”, declaró Frank D. Yeary, presidente del consejo de administración de Intel. “Es exactamente lo que necesitamos ahora”.
Tras el anuncio de su designación, las acciones de la compañía subieron más del 12% en las operaciones posteriores al cierre, reflejando la confianza del mercado en Tan, reconocido como figura destacada del capital riesgo y veterano de la industria de los semiconductores.
En su presentación oficial a principios de abril, Tan –casado y con dos hijos– reconoció que la empresa no ha cumplido las expectativas: “Hemos tardado demasiado en adaptarnos y en satisfacer vuestras necesidades. Os merecéis algo mejor y vamos a mejorar. Por favor, sed brutalmente honestos con nosotros”.
Gelsinger dejó el puesto al no lograr la transformación prometida cuando asumió el liderazgo en 2021. Las acciones de Intel perdieron un 50% de su valor en 2024, lo que provocó uno de los mayores recortes de personal en su historia, con la eliminación de más de 15.000 puestos de trabajo. Esta medida buscaba corregir errores estratégicos y la pérdida de competitividad frente a Nvidia y AMD.
En 2004, la compañía tenía una capitalización bursátil de 148.000 millones de dólares, más de 30 veces la de Nvidia, que rondaba los 4.000 millones. Incluso se valoró la posibilidad de adquirir Nvidia, pero la operación no se concretó. Hoy, Nvidia supera los 2,7 billones de dólares, casi 700 veces más que entonces, mientras Intel ronda los 94.000 millones, un 35% menos que hace dos décadas.
La empresa californiana no supo anticipar el auge de la inteligencia artificial, mientras Nvidia apostó por ella desde el principio. Intel se centró en procesadores tradicionales (CPU) para ordenadores y servidores, mientras que Nvidia desarrolló chips gráficos (GPU) adecuados para entrenar modelos de IA. Además, entendió la importancia de ofrecer un ecosistema integral de software, plataformas y servicios optimizados para IA, liderando así la gran revolución tecnológica de la última década.
El padre de Tan, de ascendencia china, fue periodista y su madre ejerció como profesora antes de dirigir la residencia femenina en la Universidad de Nanyang. A los 16 años ingresó en la Universidad Tecnológica de Nanyang (Singapur) para estudiar física. Después, se trasladó a Estados Unidos para cursar un máster en ingeniería nuclear en el MIT. Sin embargo, el accidente de Three Mile Island en 1979 redujo las oportunidades en ese campo, lo que lo llevó a matricularse en un MBA en la Universidad de San Francisco, orientando así su carrera hacia el mundo empresarial.
En 1987 fundó Walden International, una firma de capital riesgo con sede en San Francisco que invierte en tecnología, sobre todo en Asia. Bajo su liderazgo, se convirtió en una de las primeras empresas del sector en impulsar el mercado asiático de semiconductores. Walden ha respaldado a más de 500 compañías a escala global –incluidas más de 120 especializadas en chips– y ha apoyado a 110 en su salida a bolsa, gestionando cerca de 3.000 millones de dólares en activos.
Entre 2009 y 2021, Tan fue CEO de Cadence Design Systems, especializada en software de diseño de chips. Durante su gestión, el valor de las acciones creció más de un 3.200%, y la compañía se convirtió en un proveedor clave para Apple, Google y Amazon, además de alinear su estrategia con TSMC, el mayor fabricante de semiconductores del mundo.
Se incorporó al consejo de Intel en 2022, pero renunció en agosto de 2024 por discrepancias con Gelsinger respecto a la estrategia de inteligencia artificial, la cultura burocrática y la gestión de la plantilla.
Ahora, Tan asume el reto de redefinir la estructura de una empresa que, tradicionalmente, diseña y fabrica sus propios chips –un modelo verticalmente integrado poco habitual en un sector donde la mayoría, como AMD y Nvidia, subcontratan la producción a colosos como TSMC–.
La viabilidad de ese modelo está en duda. En diciembre de 2024, cuatro exmiembros del consejo de Intel propusieron escindir la unidad de fabricación y convertirla en una empresa independiente para liberar cargas estructurales, potenciar el negocio de diseño y atraer nuevos clientes a sus fábricas. Informes recientes señalan que Intel y TSMC habrían alcanzado un acuerdo preliminar para formar una empresa conjunta que operaría parte de las plantas de Intel en EE.UU., en la que TSMC tendría un 20% de participación. Esta iniciativa, respaldada por la administración estadounidense, busca reforzar la cadena de suministro local y revitalizar la manufactura nacional de semiconductores.
La pausa de 90 días en la implementación de nuevos aranceles anunciada por Donald Trump le da a Intel aire fresco en medio de una transición compleja, pero los retos estructurales y políticos siguen presentes. Es una última oportunidad con fecha de caducidad.
Una cabaña junto al lago
Henry David Thoreau.Tan nombró su firma de inversión Walden International en honor a la obra de Henry David Thoreau, cuyo pensamiento independiente y espíritu contracorriente lo inspiraron profundamente. El escritor norteamericano abogaba por la simplicidad, la reflexión y la autosuficiencia, principios que Tan ha aplicado en su carrera.
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