Lo que desvelan las aerolíneas de EE UU sobre la economía es más importante que el revuelo de las ‘big tech’
Las débiles perspectivas de ingresos de Southwest y Delta reflejan la desconfianza de los consumidores

Señoras y señores, hemos iniciado nuestro descenso económico. El martes, Southwest Airlines siguió a su rival Delta al advertir de que sus resultados financieros del primer trimestre serían peores de lo previsto inicialmente. Los inversores, cada vez más nerviosos, ya han hecho caer los mercados estadounidenses al deshacerse de las acciones tecnológicas. Aunque probablemente se trate de una sensata revisión de unas exuberantes valoraciones, las noticias de las aerolíneas de EE UU son una señal más preocupante de auténticos problemas.
Si la perspectiva más débil de ingresos a corto plazo se limitara a Southwest, que está luchando por rehacerse en parte poniendo fin a su política de “bultos gratis”, la importancia podría ser limitada. Un día después de que Delta recortara a la mitad sus previsiones de ingresos y beneficios para los tres primeros meses del año, el panorama es más sombrío. El CEO de Delta, Edward Bastian, advirtió de que los viajeros nacionales se han asustado por una serie de accidentes y cuasiaccidentes en todo el sector, pero también de que tanto los viajeros de negocios como los de ocio tienen menos confianza en medio de un caótico aluvión de políticas de la Casa Blanca.
Las aerolíneas suelen ser un barómetro fiable de una desaceleración inminente, porque los viajes son un lugar fácil para que los consumidores y las empresas recorten el gasto discrecional. Por ejemplo, los ingresos de Delta cayeron un 12% entre el tercer y el cuarto trimestre de 2007, al pasar a una pérdida operativa. La crisis mundial no se hizo esperar. No volvió a generar beneficios netos hasta junio de 2010.
Cada vez hay más indicios de que los estadounidenses están nerviosos por lo que les depara el futuro. La preocupación por la inflación ha vuelto a aumentar, según una encuesta del Banco de la Reserva Federal de Nueva York publicada el lunes. La proporción de hogares que esperan que su situación financiera se deteriore dentro de un año también supera el 27%, el nivel más alto desde noviembre de 2023.
El precio de las acciones de Delta sufrió el lunes, pero las grandes tecnológicas han sido las más afectadas por el miedo generalizado. Apple, Microsoft, Nvidia y sus grandes homólogos tecnológicos perdieron unos 750.000 millones de dólares de valor de mercado combinado en una caída provocada por la creciente preocupación por una guerra comercial al alza, un posible bloqueo del Gobierno de EE UU. y la negativa de Donald Trump a descartar la posibilidad de una recesión. Aun así, las denominadas acciones de los siete magníficos se habían inflado en exceso, cotizando a 28 veces las ganancias futuras a finales de febrero, una prima del 40% respecto al resto del S&P 500, según LSEG. En ese sentido, su venta masiva es menos inquietante que la trayectoria descendente que están detectando las aerolíneas.
El empleo choca con la realidad de Trump
A los líderes de la Reserva Federal de EE UU les gusta el dicho de que las expansiones económicas no mueren de viejas: las asesinan. Cada vez hay más pruebas de que el informe de empleo de febrero, que muestra el quincuagésimo mes consecutivo de ganancias netas, podría ser el último de este tipo durante un tiempo, gracias a la no deseada impredecibilidad de la Administración Trump.
Las cifras, publicadas el viernes por la Oficina de Estadísticas Laborales, fueron en su mayoría buenas: una tasa de paro del 4,1%, una tasa de actividad del 80,5% y un crecimiento salarial del 4%. Pero los acontecimientos recientes dan a los datos un tinte sepia al instante. La guerra comercial ha llevado los indicadores de incertidumbre a niveles de crisis, y las empresas, públicas y privadas, se han asustado por los recortes de pagos y la reducción de plantilla pública a manos de Elon Musk. El futuro de la economía del país no parece tan brillante como el pasado reciente.
Por debajo de las cifras principales había algunos signos preocupantes que mostraban los primeros efectos de una política errática. El número medio de horas trabajadas a la semana coincide con las 34,1 de marzo de 2020, un posible indicador de la caída de la demanda de mano de obra. El Gobierno federal eliminó 10.000 puestos de trabajo en el mes, un anticipo de pérdidas mayores que aún no aparecen en los datos. La empresa global de recolocación Challenger, Gray & Christmas dijo el jueves que los despidos pendientes aumentaron un 245%, hasta alcanzar los 172.017 el mes pasado, el nivel más alto desde julio de 2020.
Durante todo este tiempo, la Casa Blanca ha ido de malas ideas comerciales a peores, además de inciertas. Para añadir más turbulencias, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, dijo el jueves en un combativo discurso ante el Club Económico de Nueva York que “el acceso a productos baratos no es la esencia del sueño americano” y que el comercio sin restricciones había perjudicado la movilidad ascendente. Si esta expansión económica está realmente en su agonía, los sospechosos del asesinato serán fáciles de identificar.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías