Las claves del día: ¿quién gana en una guerra de aranceles?
Si de los enfrentamientos solo salen perdedores, cabe preguntarse entonces por qué Trump se aventura


No son pocos los directivos de Wall Street que se estarán tirando de los pelos con la cruzada arancelaria de Donald Trump, que ataca con tasas a diestro y siniestro a amigos y enemigos comerciales. Dicen que de la guerra solo salen perdedores, y no parece que en esta ocasión vaya a ser diferente. El presidente de EE UU argumenta que su país tiene un déficit comercial con otras naciones (muy especialmente la Unión Europea, que “se ha portado muy mal”) y en parte por ello les ataca con aranceles. Estos responderán con tasas equivalentes y, dado el déficit comercial de Washington, sus precios serán probablemente los que más sufran. Una cuestión que, igual que a los directivos de Wall Street, no debe hacer mucha gracia al encargado de controlar la inflación, Jerome Powell, que ya vio esta semana cómo había repuntado. Si de esta guerra solo salen perdedores, cabe preguntarse entonces por qué Trump se aventura a ella. Quizá sea por una cuestión puramente lingüística, casi romántica: " Es la palabra más hermosa del diccionario. Hay palabras que están muy bien, como amor, pero creo que es aún más bonita que amor. La palabra arancel”, dijo en un mitin. O quizá es que vale la pena perder alguna batalla para ganar otras tantas.
Un lío millonario de dimensiones comunitarias, por una letra
“La pluma es más poderosa que la espada”, decía el autor británico Edward Bulwer-Lytton, que muy probablemente nunca se enfrentó en duelo con un espadachín armado con un estilográfico. Pero, en el fondo, algo de razón tenía: la pluma es importante, como lo son las palabras que salen de ella e, incluso, sus letras. La firma italiana Zicaffé se enfrenta al registro por parte de Inditex de su marca de cafeterías, Zacaffé, por la similitud de sus nombres. Si pierden el enfrentamiento, a Inditex siempre le quedará jugar con los nombres del resto de sus marcas: Bershkaffé puede ser una, Pull&Coffe, Caffísimo Dutti... será por opciones.
Una revolución silenciosa del mercado laboral...y del tejido empresarial
Una revolución silenciosa –casi ninguna lo es, lo que son es lentas– se cierne sobre España y su mercado laboral. O, mejor dicho, sobre su tejido empresarial: este, compuesto en su inmensísima mayoría por pequeñas y medianas empresas, muta poco a poco. Al menos en lo que a contratación se refiere. Las compañías grandes acumulan una porción cada vez mayor del total del empleo, mientras las pequeñas emplean a menos trabajadores. Este fenómeno resulta positivo en principio, porque las grandes empresas tienen más músculo y, por tanto, la capacidad de ofrecer mejores condiciones a sus trabajadores. Algunos expertos apuntan a las subidas del SMI como uno de los factores que explica esta migración. Si uno no puede pagar un salario digno a un trabajador, mejor que no contrate.
La frase
[El sistema de bonificaciones al transporte] está para quedarse, aunque probablemente va a redireccionarseCarlos Cuerpo, ministro de Economía
Mente no tan sana en cuerpo ejercitado
A pesar de que hace unos años el consenso era grande sobre que el ejercicio físico era positivo para mantener y mejorar la capacidad cognitiva, resulta que los fundamentos científicos que sustentaban esa afirmación eran más endebles de lo que parecía. No puede uno confiar en (casi) nada.
Unos expertos defienden que una persona puede volverse más lista —cognitivamente más eficaz— si pone su cuerpo a funcionar. Otros argumentan que, en realidad, la conclusión a la que llegaron los unos está cogida con pinzas. Lo que está claro es que el ejercicio físico, en su justa medida, es positivo para el cuerpo y, a veces, para la mente, aunque solo sea para calmarla y no nos haga más listos. Para eso hay otras medidas, como leer un libro –no vale cualquiera–, que no están mal.