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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La recuperación del empleo debe llegar a los salarios

Durante la crisis de la cesta de la compra, los trabajadores españoles perdieron poder adquisitivo. Los beneficios empresariales crecieron más que los salarios

Unos trabajadores trabajan en la cubierta de una nave industrial de Pocomaco en A Coruña.
Unos trabajadores trabajan en la cubierta de una nave industrial de Pocomaco en A Coruña.ÓSCAR CORRAL
CINCO DÍAS

Hacía demasiados años que el mercado laboral español no gozaba de tan buena salud. Nunca hubo tantas personas ocupadas como ahora: un total de 21.857.900 trabajadores, según la última Encuesta de Población Activa (EPA).

El otro vector que determina el estado de forma del mercado de trabajo, el desempleo, también refleja una evolución positiva. La tasa de paro bajó al 10,61% al final del año pasado. Hacía algo más de 16 años que no descendía por debajo de la barrera del 11%. Corría el tiempo de la burbuja inmobiliaria y la concesión de créditos indiscriminada por parte de la banca. Era un crecimiento desequilibrado y sostenido por pilares endebles que terminó con el rescate a las entidades financieras españoles por parte de Bruselas a cambio de dolorosos recortes y reformas.

Casi tres lustros después, la economía española avanza sobre raíles más sólidos. La recuperación del turismo, el empuje del sector exterior, la competitividad energética y la buena marcha del mercado laboral, con la creación de casi 470.000 nuevos empleos durante el último año, cimentan las buenas cifras macroeconómicas de España. Es cierto, que el aumento de la ocupación se queda lejos de los 750.000 nuevos trabajadores de 2023, pero fue excepcional por la recuperación definitiva de la pandemia y la explosión del turismo.

La fotografía del mercado laboral brinda argumentos para presumir sobre la buena marcha de la economía. El Ejecutivo se fijó como objetivo reducir la tasa de paro al 8% al final de la legislatura. Y con las cifras de la EPA la meta no parece tan lejana: ya hay 15 provincias donde el desempleo está por debajo de ese límite.

Ha crecido el empleo entre los jóvenes y las mujeres, dos colectivos que tradicionalmente han tenido más dificultades para encontrar empleos. La temporalidad se ha reducido hasta el 15,5%, la más baja que se recuerda. El mercado laboral también ha servido para integrar el intenso flujo migratorio. Cuatro de cada diez nuevos puestos de trabajo creados en 2024 fueron para extranjeros. El porcentaje es mayor si se tiene en cuenta a los trabajadores con doble nacionalidad.

Pero a la buena marcha del empleo hay que exigirle que llegue a los salarios. Durante la crisis de la cesta de la compra, los trabajadores españoles perdieron poder adquisitivo. Los beneficios empresariales crecieron más que los salarios. Sería deseable que la redistribución de las ganancias del crecimiento económico que vive España alcance a todos los trabajadores.



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