Las claves: la gran esperanza blanca de las criptos no entiende de alianzas
Es probable que el sector reciba lo que espera de Trump, pero este marca los tiempos

Donald Trump ha comenzado su mandato con muchos frentes abiertos, y parece que las criptos no están entre sus prioridades, salvo por la parte que más rentabilidad le da: la de crear su propia moneda meme, que lleva su apellido, mientras su esposa, Melania, ha hecho lo propio, pero con su nombre de pila. El mercado ha reaccionado corrigiendo las cotizaciones del bitcoin y otras monedas. Para más espectáculo y especulación, el lanzamiento de melania provocó grandes liquidaciones de trump, que se había disparado en un inicio.
Los veteranos del sector han reaccionado a estas nuevas divisas con críticas, pues consideran que restan credibilidad a una industria que sigue luchando por lucir respetable. Sería irónico que la gran esperanza blanca de las criptos fuera precisamente quien las socavara, aunque fuera de manera involuntaria. Está claro que Trump, como Roma (esta referencia le gustará a Elon Musk), no paga a traidores, y que sus alianzas son efímeras y puramente utilitarias. El sector cripto ha invertido mucho en la campaña electoral (también en la de Kamala Harris), y lo más probable es que reciba su recompensa. Pero Trump marca los tiempos.
Entre unos y otros, las casas asequibles siguen sin barrer
Ampliar el parque de vivienda accesible a bolsillos vulnerables es un objetivo más que arduo. Sareb no ha conseguido pujas para construir 3.770 casas de alquiler asequible mediante una colaboración público-privada. A las inmobiliarias no les ha interesado la operación, o simplemente prefieren esperar y ver cómo se desarrolla el proyecto de la nueva empresa pública de vivienda, que se desarrollará a partir de la entidad de suelo Sepes. De hecho, los terrenos que no han encontrado pretendientes podrían pasar a esa cartera. Entre unos y otros, la reforma del sistema sigue sin barrer.
La fallida arenga del tocino y la velocidad
En un alarde comparativo entre el tocino y la velocidad –y nunca mejor dicho–, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, realizó esta contundente afirmación en septiembre: “Más transporte público y menos Lamborghinis”.
Como no parece que los usuarios de la famosa marca italiana de superdeportivos pisen mucho el metro, se puede intuir de todo ello que el presidente, más que convencerles de hacerlo, no quiere, directamente, que haya conductores de Lamborghini. Lo que está claro es que, por el momento, la frase no ha calado mucho: España marcó en 2024 un nuevo récord de matriculación de coches de lujo. También es cierto que la mayoría no eran Lamborghinis. La frase funcionaría mejor con Dacia, pero molestaría a más votantes.
La frase del día
Reino Unido podría estar dirigiéndose hacia una espiral mortal de deuda. Y EE UU está mostrando señales de que el mercado podría empezar a tener dificultades para absorber sus necesidades de endeudamiento. El control de la carga de la deuda es el primer gran problema para Trump
Ray Dalio, fundador de Bridgewater Associates
La IA no sabe cómo se siente realmente una persona... por ahora
La tendencia a buscar en internet información sobre enfermedades, en lugar de consultar a los profesionales, está derivando ahora en el uso de la inteligencia artificial como psicóloga. Los expertos, lógicamente, reniegan de las posibilidades de una herramienta incapaz de empatizar, que solo analiza el lenguaje verbal, que muchas veces oculta la verdadera situación del paciente. Eso sí, no hay que descartar que las máquinas también consigan comprender eso: en Blade Runner, el test de empatía Voight-Kampff mide las funciones corporales para detectar si una supuesta persona es en realidad un replicante. La IA podría adoptar el método y dilucidar las sensaciones reales del humano con medidores de su ritmo cardíaco o su respiración.