El giro europeo al gas estadounidense es un trabajo en curso
La tentación de aumentar las importaciones de Rusia puede crecer si hay un alto el fuego en Ucrania
Donald Trump quiere vender más gas a Europa. Parece factible: la Unión Europea necesita más. Y ese comercio podría disuadir al presidente electo de Estados Unidos de imponer un arancel del 10% a los productos europeos que, según Citi, podría restar 0,3 puntos porcentuales a una economía de la zona euro que solo crecerá un 0,5% en 2025. Sin embargo, nada garantiza que haya un giro acelerado.
Antes de la guerra de Ucrania, que comenzó en 2022, Rusia suministraba el 47% del gas de la UE, principalmente a través de gasoductos, pero también mediante gas natural licuado (GNL). Ese porcentaje se redujo al 13% en 2024, a medida que se recortaron las exportaciones de Moscú y que la UE se decantaba rápidamente por las energías renovables y otros proveedores de combustibles fósiles. Pero Europa sigue importando 50.000 millones de metros cúbicos, o 50 bcm, de producto ruso, según Bernstein, y Bruselas quiere que esta cifra sea cero en 2027.
El comercio entre la UE y Estados Unidos va por buen camino. En 2022, el presidente Joe Biden prometió 15 bcm más de GNL a Europa, que aumentarían a 50 en 2030. A principios de este año, Ucrania se negó a permitir que siguiera funcionando uno de los últimos gasoductos de Moscú a Europa, cortando otros 15 bcm de flujos anuales de gas ruso. El año pasado, el GNL supuso el 29% de los suministros de gas de Europa, frente al 18% de 2019, y el estadounidense aportó la mitad de todas las importaciones de GNL.
Sin embargo, incluso si Trump revierte una prohibición a las exportaciones de la era Biden sobre nuevos proyectos de GNL, solo un 3% más de gas estadounidense entrará en línea este año debido a cuellos de botella y retrasos en las infraestructuras, estima Aurora Energy Research. La demanda nacional de energía podría dispararse debido al auge de la inteligencia artificial, lo que afectaría a los volúmenes de exportación. El aumento de la producción estadounidense de GNL respecto a los niveles actuales podría no producirse hasta 2026, según Aurora.
Mientras, las importaciones rusas de gas a la Unión Europea no disminuyen en línea recta. El bloque está teniendo dificultades para conseguir el respaldo de los Estados miembros a una prohibición total del GNL de Moscú. Un grupo de 10 naciones, según Bloomberg, está presionando para endurecer las sanciones mediante la introducción de nuevas restricciones sobre el gas natural y el fortalecimiento de la aplicación de un límite de precios del petróleo. Estos países incluyen a Suecia, Irlanda, Polonia y las tres naciones bálticas.
En lugar de eso, Bruselas se ha centrado en los buques metaneros rusos que se dirigen a Asia, impidiendo que los cargueros cambien sus depósitos en los puertos europeos, algo necesario en invierno. Pero estos volúmenes (unos 6 bcm) pueden, por tanto, quedarse en la UE. Con los precios del gas en Europa subiendo un 20% desde mediados de diciembre, Rusia tiene un incentivo para venderlos a los europeos de todos modos.
Otros suministros de gas ruso podrían dirigirse a Europa si Trump negocia un alto el fuego entre Ucrania y Rusia. Moscú estaría interesada: el aumento de la demanda de combustibles fósiles por parte de China no conseguiría devolver a Rusia los volúmenes de exportación anteriores a la guerra, según un trabajo de investigación de la Warwick Business School, de Reino Unido. Estados de la UE favorables a Moscú, como Bulgaria, o con problemas económicos, como Alemania, podrían verse tentados.
Dado el esfuerzo que ha hecho la UE para liberarse de las exportaciones rusas, sigue siendo improbable una bonanza de gas del Kremlin. Pero incluso sin eso, el giro hacia Estados Unidos dista mucho de ser lineal.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías