La maniobra por Groenlandia lleva la ‘cercalización’ a extremos absurdos
Coordinar la capacidad industrial a través de las fronteras es menos llamativo que prometer una era imperial
Las riquezas minerales de la gélida Groenlandia se han convertido en la mercancía más codiciada del mundo. Haciendo de canal del estadista prusiano Otto Von Bismarck, que buscaba la expansión cuando las fronteras nacionales “no son favorables para un Estado sano y vital»” el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado con adquirir el territorio autónomo de Dinamarca utilizando el dinero o la fuerza, llevando el concepto de la cercalización (nearshoring) a un extremo ridículo. Esta agresión pone en peligro las cadenas de suministro de elementos tierras raras, establecidas con tanto esfuerzo, y debilita a las naciones occidentales en su creciente batalla contra China.
Trump, que jurará de nuevo su cargo como presidente de EE UU el día 20, advirtió el día 7 de que Dinamarca podría enfrentarse a fuertes aranceles si no cede el control del territorio autónomo. El ministro danés de Asuntos Exteriores, Lars Lokke Rasmussen, declaró que su país estaba abierto a discutir una mayor cooperación con Estados Unidos.
17 metales, entre ellos el cerio y el itrio, se utilizan para fabricar teléfonos inteligentes, pilas de combustible y vehículos eléctricos. La geología lleva mucho tiempo dando ventaja a China. Deng Xiaoping, que dirigió el país durante unas dos décadas, comparó en 1987 la situación con el petróleo de Oriente Próximo. La República Popular posee cerca de un tercio de todas las reservas conocidas. Y, lo que es más importante, procesa el 90% de la producción mundial.
China aprovecha cada vez más esta ventaja. En 2023 prohibió la exportación de tecnología utilizada para extraer y refinar tierras raras, y el año pasado impuso normas estrictas para los minerales exportados utilizados en las cadenas de suministro occidentales. En diciembre, Pekín respondió a las nuevas restricciones estadounidenses con una prohibición general de las ventas al exterior de galio, germanio y antimonio, alegando su doble uso militar y civil.
Sin embargo, Estados Unidos y sus aliados han reducido la ventaja china. Desde 2020, Washington ha aumentado la financiación y otras ayudas a la mina de Mountain Pass, en California, donde se encuentra la única instalación estadounidense de procesamiento de tierras raras. La Unión Europea firmó nuevos acuerdos de cooperación con Groenlandia en 2023 y la Comisión abrió una oficina en la capital, Nuuk.
Dinamarca y otros países han presionado a los mineros groenlandeses para que rechacen la inversión china, mientras la minera canadiense Neo Performance Materials se instaló en el país del sol de medianoche para reducir su dependencia de Rusia. La firma de corretaje de Wall Street Cantor Fitzgerald, cuyo consejero delegado saliente, Howard Lutnick, es el candidato de Trump para dirigir el Departamento de Comercio, tiene una participación importante en una empresa minera allí.
Una expansión autárquica socavaría el progreso cooperativo al convertir a los aliados en adversarios y debilitar la resistencia de la cadena de suministro. Coordinar la capacidad industrial a través de las fronteras llama menos la atención que prometer una nueva era imperial y arrebatar recursos como comandante en jefe del ejército estadounidense. Nadie cuenta con Trump para matices diplomáticos o pensamiento estratégico a largo plazo, pero si el objetivo es reducir el peso de China en tecnología avanzada, hay una mejor manera de hacerlo.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
