La tragedia de UnitedHealth abre profundas heridas en la sanidad
El asesinato del CEO de la división de seguros expone la fractura social en torno al sistema sanitario de EE UU
El asesinato del director de seguros de UnitedHealth, Brian Thompson, el miércoles por la mañana en Nueva York ha dejado al descubierto las profundas heridas sociales que ha provocado la sanidad estadounidense. La respuesta del público en algunos lugares ha sido asombrosamente insensible: la publicación en Facebook de la empresa, valorada en 545.000 millones de dólares, en la que expresaba su tristeza por la tragedia, vio cómo los usuarios registraban decenas de miles de emojis de reacción risueña. En un país profundamente insatisfecho con su atención sanitaria, que gasta el doble que sus homólogos a cambio de escasos beneficios claros, es una advertencia de la cruda vulnerabilidad política del sector.
UnitedHealth es la mayor aseguradora del país. Este año ganará 25.000 millones de dólares, según las estimaciones de los analistas recogidas por LSEG, más de 10 veces más que hace dos décadas. En ese tiempo, la empresa se ha expandido en todos los sectores, desde los pagos a los servicios médicos. Su poder de mercado ha provocado una investigación antimonopolio y se refleja en sus acciones, que han duplicado con creces la rentabilidad del índice S&P 500 en una década.
Entre el público, sin embargo, el sector es notablemente impopular. Sólo el 5% de los encuestados calificó de excelentes los servicios prestados por las aseguradoras de salud en una encuesta Gallup 2023, y alrededor de un tercio los calificó de malos.
No es de extrañar. Las aseguradoras son la interfaz financiera de los ciudadanos con un sistema muy disfuncional. El gasto sanitario per cápita en EE.UU. supera los 12.000 dólares anuales. Ajustado para reflejar el poder adquisitivo, es aproximadamente 2,5 veces la media de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Sin embargo, la esperanza de vida de los estadounidenses es inferior a la de la mayoría de los países del bloque. Las primas de seguros y los gastos de bolsillo de los particulares han aumentado por encima de la inflación.
La policía ha calificado el asesinato como un ataque selectivo y Paulette Thompson, la esposa del ejecutivo, dijo que había recibido amenazas en una entrevista con la NBC. Las palabras “negar”, “defender” y “deponer” estaban grabadas en los casquillos encontrados en el lugar del crimen, según informaron fuentes policiales a ABC News.
Según un estudio de 2014, Estados Unidos también gasta más dinero y tiempo en seguros, administración, papeleo de los pacientes, disputas sobre costes y disputas sobre la aprobación de tratamientos por parte de las aseguradoras. Hay pocos indicios de que el público haya visto alguna mejora desde entonces, y las encuestas de Gallup sobre la atención sanitaria en general se han hundido en los últimos años.
A pesar de la espesura de la regulación, hay pocos indicios de una solución política prometedora. Las prioridades del presidente electo Donald Trump siguen sin estar claras, pero la clase dirigente republicana favorece a las aseguradoras privadas. El proyecto 2025, elaborado por un grupo de expertos, aboga por ampliar las versiones privadas de Medicare, el seguro gubernamental para la tercera edad, a pesar de la evidencia de que cosechan miles de millones en sobrepagos. Pero la oleada de ira pública, incluso en respuesta a un asesinato, pone de manifiesto lo frágil que es este equilibrio político. A medida que aumenta el descontento, el cambio se hace más probable.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Pierre Lomba Leblanc, es responsabilidad de CincoDías