Las extrañas apuestas de los magnates de las telecos ocultan una lógica mayor
La flexibilización de los organismos de competencia puede mejorar la rentabilidad de sus inversiones
¿Qué tienen en común el multimillonario mexicano Carlos Slim, el magnate indio Sunil Bharti Mittal, el vaquero del cable de Liberty Global John Malone y un grupo de ricos inversores del Golfo? Todos han apostado por las telecomunicaciones europeas, y no siempre con éxito. Eso podría estar a punto de cambiar.
En agosto, Bharti Mittal compró una participación cercana al 25% en la operadora de telecomunicaciones británica BT a Patrick Drahi, que adquirió su participación en 2021. Slim, el hombre más rico de América Latina, se implicó en junio al adquirir una participación en esa misma empresa que ahora supera el 4%. Liberty Global posee el 5% de Vodafone, y ha acumulado su participación desde febrero de 2023, uniéndose al grupo emiratí Emirates Telecommunications (e&), que compró por primera vez en mayo de 2022 y ahora posee el 15%. Completando el cuadro, Saudi Telecom Company (STC) posee el 10% de Telefónica.
Cuando un gran inversor aparece en el registro de acciones de una empresa suele ser porque quiere comprarla o empujarla a hacer algo diferente. Sin embargo, ninguno de los pudientes nuevos actores parece proponer cambios estratégicos importantes. Tampoco se ha sugerido que planeen hacer ofertas por el 100% de las acciones de las empresas en cuestión.
Desde el punto de vista financiero, las inversiones tampoco han tenido siempre una lógica evidente. Aunque STC, Bharti y Slim han visto subir los precios de sus acciones desde que hicieron sus respectivas compras, Drahi, Liberty y e& vieron lo contrario. Este mixto panorama no es sorprendente: entre 2015 y 2023, la capitalización bursátil total del sector de las telecomunicaciones de la UE cayó un 41%, hasta unos 270.000 millones de euros. Los inversores llevan tiempo quejándose del estricto cumplimiento por parte de la Unión Europea de la necesidad de cuatro actores del sector en cada país, lo que ha dificultado la inversión y el crecimiento de los distintos grupos.
Aun así, la apuesta de los magnates puede dar resultado. Es probable que la Autoridad de Competencia y Mercados del Reino Unido de su visto bueno a la fusión de Vodafone con su rival Three antes de que acabe el año. De ser así, es probable que la aceptación por parte del regulador de las denominadas remedies (cesiones) de comportamiento en lugar de las denominadas remedies estructurales (como la venta obligatoria de activos) se considere una luz verde a la fusión. La nueva zar de la competencia europea, Teresa Ribera, manifestó en septiembre en el Financial Times su deseo de que las empresas del bloque se agrupen.
No es seguro que esto se traduzca en grandes operaciones transfronterizas. Pero lo más probable es que permita al menos una concentración dentro del mercado que podría reducir costes, reforzar los márgenes y, en última instancia, elevar el precio de las acciones. Esto convertiría en inteligentes las extrañas apuestas de los ricos inversores de las telecos europeas.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías