Las claves del día: la España de los propietarios ricos y los inquilinos pobres, y un berrinche alemán
Con la vivienda, como con tantos otros problemas sociales, las soluciones concretas son difíciles de señalar, pero hay una cuestión de fácil diagnóstico
El presidente Pedro Sánchez afirmó ayer, que no quiere “una España con propietarios ricos e inquilinos pobres”, y anunció una medida rompedora para aplacar los ánimos tras la manifestación del domingo en Madrid: 200 millones de euros en bonos de alquiler para jóvenes, una medida que, en realidad, no es nueva. O, lo que es lo mismo, 200 millones que acaban en las cuentas de los caseros, y no necesariamente a beneficio de unos inquilinos que funcionan como cinta transportadora del dinero.
Con el alquiler de la vivienda, como con otros problemas sociales, las soluciones son difíciles de señalar, pero hay una cuestión de fácil diagnóstico: por qué nadie se aventura a tomar medidas efectivas. Para responder, además de la complejidad de coordinación de los tres niveles de administración, hay que hacerse otra pregunta: ¿este tema mueve votos? Si se atiende al número de asistentes a la manifestación del domingo (unos 22.000, según el Gobierno), su edad (jóvenes, sobre todo), la edad media en España (45 años) y el porcentaje de españoles que vive en una casa de su propiedad (75%), la respuesta es no. Veremos qué pasa si sigue creciendo la contestación en la calle.
El berrinche alemán porque una empresa comunitaria compre su banco
Están las autoridades alemanas especialmente enfadadas con que un banco italiano haya irrumpido en el capital de la segunda entidad del país, Commerzbank. Una indignación que se entiende mejor a la vista de que esa entrada se ha hecho, en buena parte, comprando la parte de la entidad alemana que el Estado ha decidido vender. Dice el Gobierno que la fusión es una “amenaza potencial” para su estabilidad financiera. Que lo de mejorar la competitividad europea y crear campeones comunitarios está muy bien, pero mejor con las empresas de otros, vamos. La compra de la aerolínea italiana Ita por Lufthansa no armó tanto revuelo en Berlín. Por lo que sea.
Los centros de datos, una forma razonable de llenar la España vaciada
La España vaciada ha pasado de ser objetivo de empresarios del juego como Sheldon Adelson, que quería instalar su Eurovegas en los Monegros hace una década, a ser uno de los lugares favoritos para los centros de datos, gracias al asequible precio de la electricidad en España. Ahora Blackstone –que sigue los pasos de Microsoft– invertirá 7.500 millones en Aragón. No hay que lanzar las campanas al vuelo con esta nueva gallina de los huevos de oro, porque una acumulación excesiva de estas infraestructuras puede tensionar la red, y el empleo que genera es de media duración (el tiempo que lleva la construcción), pero, puesto que los españoles se empeñan en vivir en los lugares donde hay trabajo, y en vaciar el campo, los centros de datos son una forma razonable de aprovechar el espacio.
La frase
No podíamos mantener a Trump concentrado. Me preocupa que alguien le diga que se reúna con Maduro como hizo con Kim Jong-Un. Creo que lo podría hacer. Trabajar con él era como vivir dentro de una máquina de pinballJohn Bolton, exconsejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca
El Estado de derecho y la igualdad económica, mejor si van juntas
Los ganadores del Nobel de Economía, anunciado ayer, sostienen que los países son ricos porque respetan el Estado de derecho (orden e instituciones inclusivas). Admiten que el caso de China desafía su argumento, puesto que está alcanzando prosperidad con una dictadura (orden, pero sin instituciones inclusivas), y está logrando avances tecnológicos que superan a los de la democrática y libre Europa. El premiado Daron Acemoglu defiende, empero, que le costará mantener ese ímpetu. Quizá el debate no sea tan crucial: puede que el Estado de derecho y la igualdad económica no tengan por qué ir juntas, pero es mejor si es así.