Ganadores y perdedores en la carrera contra la contaminación del agua
La industria química depende mucho de las sustancias perfluoroalquiladas, y prohibirlas elevaría sus costes
En la película Aguas oscuras (eternos
), Mark Ruffalo interpreta a un tenaz abogado que descubre los peligros ocultos de la contaminación del agua, revelando el impacto alarmante de los químicos sintéticos. Esta historia real pone de manifiesto las graves amenazas para la salud y el medio ambiente que representan las sustancias perfluoroalquiladas (PFAS). Presentes en artículos cotidianos como utensilios de cocina antiadherentes y espuma para extinción de incendios, las PFAS subrayan la urgente necesidad de aumentar la conciencia y tomar medidas decisivas para combatir estos contaminantes omnipresentes. La película enfatiza que estos químicos eternos no son solo una amenaza lejana, sino que están incrustados en nuestra vida diaria, y llama a esfuerzos inmediatos y sostenidos para abordar su impacto generalizado.
Desarrolladas originalmente en la década de 1940 por sus propiedades resistentes al agua y la grasa, las PFAS se han infiltrado en una multitud de industrias y productos. Sin embargo, el uso generalizado y la persistencia de estos químicos en el medio ambiente han llevado a una creciente supervisión regulatoria y litigios. Con una conciencia insuficiente de sus efectos tóxicos en la salud y el ambiente, combinada con su significativa utilidad industrial y la ausencia de marcos regulatorios para controlar su uso, esta contaminación se ha convertido en un problema global. La contaminación por PFAS no conoce fronteras, y se infiltra en fuentes de agua, vida silvestre y flujos sanguíneos humanos de todo el mundo, destacando la naturaleza omnipresente de estos químicos eternos.
Los esfuerzos para regular y mitigar la contaminación por PFAS están en marcha a nivel mundial. La Organización Mundial de la Salud incluso ha clasificado algunas PFAS como carcinógenas, reflejando la creciente preocupación internacional por sus impactos en la salud. La UE está considerando una prohibición total, y varios países, incluidos Canadá y Australia, ya han implementado estándares estrictos para el agua potable. A pesar de estos esfuerzos, el uso generalizado y la persistencia de las PFAS significan que se necesita más trabajo para abordar la contaminación de manera integral.
Las implicaciones de una regulación y litigación más estrictas son profundas y crecientes. Las agencias reguladoras, como la Agencia de Protección Ambiental de EE UU (EPA), están intensificando sus esfuerzos para gestionar y mitigar la contaminación por PFAS. Esto incluye establecer estándares más estrictos para el agua potable, designarlas como sustancias peligrosas bajo la Ley de Respuesta, Compensación y Responsabilidad Ambiental Integral (Cercla), y requerir informes y remediaciones más completas de los fabricantes y usuarios de estos químicos.
Se estima que los gastos para abordar la contaminación por PFAS podrían superar los 300.000 millones de dólares para 2040. Si bien algunas industrias podrían beneficiarse de la creciente demanda de tecnologías de remediación de PFAS, también representa una amenaza para las industrias que dependen en gran medida de estos químicos.
En aguas profundas
La posible prohibición de las PFAS podría afectar significativamente a varias industrias, debido a su uso generalizado en numerosas aplicaciones. En la industria química, son esenciales para crear recubrimientos antiadherentes, espumas para extinción de incendios y otros productos químicos. Sus propiedades únicas, como la resistencia al calor y a los productos químicos, las hacen muy valiosas. La industria química depende en gran medida de estas sustancias y una prohibición podría llevar a un aumento en los costes de producción y la necesidad de materiales alternativos, que pueden no ser tan efectivos o económicos.
En la fabricación de semiconductores, desempeñan un papel crítico en la fotolitografía y los sistemas de agua ultrapura. Estas aplicaciones requieren materiales que puedan soportar entornos químicos agresivos y mantener altos niveles de pureza y rendimiento. Cualquier restricción a las PFAS podría interrumpir los procesos de producción y aumentar los costes mientras los fabricantes buscan alternativas adecuadas.
Otro ejemplo es la industria textil, que utiliza PFAS para tratamientos repelentes al agua y resistentes a las manchas. Una prohibición podría alterar las características del producto y aumentar los costes de producción, mientras los fabricantes buscan otros químicos que ofrezcan beneficios similares sin los riesgos ambientales y para la salud asociados.
En los sectores automotriz y aeroespacial, proporcionan durabilidad en componentes como mangueras de combustible y juntas. También son prevalentes en bienes de consumo como utensilios de cocina antiadherentes, ropa impermeable y cosméticos, y se utilizan en la industria del embalaje para prevenir la penetración de grasa y aceite en el embalaje de alimentos.
Manteniéndose a flote
Varias industrias y empresas están abordando activamente esta problemática, encontrando soluciones para la contaminación por PFAS, aprovechando tecnologías avanzadas y estrategias de cumplimiento regulatorio.
Empresas de remediación ambiental como Veolia, Waste Management y Republic Services están a la vanguardia, empleando métodos de tratamiento avanzados como la filtración con membranas, el intercambio iónico y la adsorción de carbono para gestionar las PFAS en lixiviados de vertederos y otras corrientes de residuos. Empresas de tratamiento de agua como Xylem, Evoqua y Pentair también están logrando avances significativos.
Eliminar las PFAS de nuestro entorno no es una tarea fácil. Estos químicos eternos son químicamente estables y están profundamente arraigados en nuestros suelos, agua y organismos vivos, lo que hace que su remediación sea un desafío complejo. Su ubicuo usa significa que desarrollar alternativas llevará tiempo, y permanecerán en el medio ambiente durante años, necesitando una gestión continua y soluciones innovadoras.
Aunque los reguladores de todo el mundo están abordando al fin la contaminación por PFAS, tomará tiempo que las nuevas reglas tengan un impacto real. Esta demora aumenta los riesgos del mercado y las posibles interrupciones comerciales. Mientras, se están desarrollando soluciones tecnológicas para abordar la contaminación y proteger nuestros recursos hídricos, creando un mercado proyectado de PFAS por valor de 250.000 millones de dólares o más. Esta significativa oportunidad podría cambiar nuestra percepción de artículos cotidianos como el embalaje de alimentos para llevar. El capital privado puede desempeñar un papel crucial en la impulsión de estas innovaciones, contribuyendo a un mundo más sostenible.
Al igual que la película Aguas oscuras llamó la atención sobre los peligros ocultos de las PFAS, los esfuerzos continuos de los reguladores, las industrias y los innovadores, con suerte, cambiarán la marea de estos persistentes contaminantes, allanando el camino hacia un entorno más limpio y seguro.
Guglielmo Merlini es analista de inversiones de MainStreet Partners