Un globo sonda con pocos detalles y sin debate
El planteamiento de la baja flexible requeriría un debate sosegado y profesional antes de lanzar ideas al aire
La propuesta de la ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, de crear un nuevo sistema de bajas laborales flexibles que permita trabajar parcialmente ha desatado un intenso debate. Los principales socios del Gobierno han arremetido contra la propuesta porque consideran que supone un paso atrás en los derechos laborales de los trabajadores. La ministra ha asegurado que convocará a los agentes sociales para tratar el asunto, del que apenas ha aportado detalles o ejemplos claros. La medida permitiría compatibilizar salario y prestación, apuntan en el departamento de Saiz, quien dirige la medida para aquellas personas que estén saliendo de un tratamiento de cáncer y voluntariamente estén en disposición de volver a la actividad o aquellos trabajadores pluriempleados que estén en situación de baja para una de sus ocupaciones, pero pueda desempeñar otra.
El asunto ha generado una gran revuelo social y político. Se ha echado de menos más explicaciones de una medida que parece más un globo sonda que una decisión real. “Se trata de crear una nueva incapacidad temporal que no sea estar de alta o estar de baja, siempre desde la voluntariedad”, se limitó a precisar la ministra sin abundar en los pormenores de la propuesta.
Antes de poner medidas de este calado sobre la mesa estaría bien analizar la situación de las incapacidades temporales en profundidad. Las bajas por enfermedad se han disparado desde la pandemia. Y desde el ámbito político, sindical y empresarial cunde la preocupación por este nuevo fenómeno, que no es exclusivo de España y que tiene un enorme impacto en la salud de los trabajadores y en la productividad de las empresas. Los expertos achacan esta nueva situación al atasco en la atención sanitaria, el envejecimiento de la población y a un cambio en la percepción del trabajo.
Los remedios para abordar este problema deben partir de un análisis profundo de las consecuencias, deben ser debatidas y consensuadas entre los agentes políticos y negociadas por las fuerzas políticas. Plantear soluciones parciales, sin preparar el terreno, sin explicar ni su alcance, ni la dimensión del problema no parece la mejor decisión, aunque haya argumentos para defender la medida.
Hay mucha literatura académica que refuerza la idea de compaginar una situación de baja con el trabajo de forma voluntaria. De hecho, hay países que ya incluyen en sus sistemas de previsión una vía similar a la planteada por Elma Saiz. Las legislaciones laborales de Suecia, Noruega, Finlandia, Alemania, Países Bajos o Reino Unido recogen esquemas parecidos. Y el Comité de Empleo y Asuntos Sociales del Parlamento Europeo ya se mostró favorable a instrumentos de este tipo. El planteamiento requeriría una debate sosegado y profesional antes de lanzar ideas al aire para valorar como lo recibe la ciudadanía.