Powell inicia la maniobra de aterrizaje
Lejos de los equilibrios del BCE, el mensaje del presidente de la Fed es de un compromiso claro con el crecimiento y el empleo
No ha sido ni mucho menos el primer banco central en iniciar el recorte de tipos de interés: seis bancos centrales, incluyendo BCE y Banco de Inglaterra, se han adelantado a Estados Unidos. Pero el efecto arrastre de la Reserva Federal y la magnitud del recorte bastan para hacer del miércoles una fecha clave en el cambio de ciclo en el precio del dinero en el mundo. Jerome Powell activó ayer la maniobra de aterrizaje, dos años y medio (más tres días) después de que los tipos de interés despegaran del 0%. Menos de un mes antes, los tanques rusos cruzaban la frontera de Ucrania.
Los ciudadanos en ambos lados del Atlántico siguen pagando por la cesta de la compra mucho más que antes de aquellos días, lo que explica muchas dinámicas políticas y económicas actuales. Pero la Reserva Federal, al igual que el BCE, han logrado contener el alza una inflación que rondó el doble dígito sin que (de momento) las economías hayan caído en la recesión. Está por ver si los efectos de los tipos altos, siempre retardados, acaban pinchando en hueso, pero no parece un escenario muy probable.
Más allá de las efemérides, la decisión de Powell ha estado marcada por una nada habitual incertidumbre previa y, finalmente, por un recorte agresivo que tampoco es el estándar. El presidente ha modulado su mensaje para no dar la idea de corregir errores pasados o de una economía más débil de lo previsto. La Bolsa ha reaccionado con tibieza, inquieta por las señales económicas y aquejada, también, de un cierto mal de altura. Pero los analistas han reaccionado de forma casi unánime elevando las probabilidades de un aterrizaje suave de la economía, alejando el fantasma de la recesión. Lejos de los equilibrios del BCE (que no se pueden desligar de un mandato inequívoco), el mensaje de Powell es de un compromiso claro con el crecimiento y el empleo.
Un apoyo a la economía que no gusta en las filas de Donald Trump, que tiene a Powell (republicano) entre ceja y ceja desde que subió tipos en 2018. Ahora, como no gobierna, su enfoque es inverso: prefiere que no baje tipos para que la economía se enfríe, y además lo dice. Las decisiones de la Reserva Federal retumban en todo el mundo, y los ataques directos del republicano a la independencia del banco central solo resaltan el potencial impacto de la victoria del magnate en la estabilidad, en este caso, financiera. Uno de los factores de riesgo, un entorno económico que, pese a las perspectivas de aterrizaje controlado, está a merced de múltiples turbulencias.