La vitalidad del comercio de proximidad: un activo esencial bajo amenaza
Medidas como la reducción de jornada deben ir acompañadas de medidas de apoyo específicas
El comercio de proximidad en España se enfrenta a desafíos significativos que ponen en riesgo su continuidad y, con ello, la riqueza y el bienestar que genera en nuestras comunidades. Con un 95% de los comercios contando con hasta cinco empleados, y la mitad de estos siendo autoempleo sin trabajadores adicionales, la fragilidad del sector es evidente. Además, el 60% de los comercios que cierran lo hacen por falta de continuidad, mientras más de la mitad de los negocios de proximidad están liderados por personas de 60 años o más. Estos datos subrayan la urgente necesidad de medidas que fortalezcan y revitalicen este sector clave de nuestra economía. La implementación de políticas de apoyo específicas, la promoción de campañas de concienciación y la adaptación a las nuevas realidades del mercado son esenciales para asegurar la supervivencia y prosperidad de este sector. Mantener vivo el comercio de proximidad no solo es crucial para la economía, sino también para preservar los valores y el bienestar de nuestras comunidades.
El envejecimiento de los propietarios de comercios es una tendencia preocupante. La sucesión generacional se convierte en un desafío crítico. La falta de continuidad no solo amenaza la viabilidad de estos negocios, sino también la preservación de un modelo de comercio que ofrece valores únicos como la cercanía, la sostenibilidad, y el trato humano. Este envejecimiento del tejido comercial requiere de estrategias específicas para atraer a jóvenes emprendedores que puedan revitalizar el sector y asegurar su futuro.
Además, los jóvenes emprendedores suelen verse atraídos por sectores más tecnológicos o dinámicos, lo que deja al comercio de proximidad en una posición vulnerable. Para contrarrestar esta tendencia, es esencial promover iniciativas de formación e impulso que ayuden a los jóvenes a ver el valor y las oportunidades que existen en este sector. Programas de apoyo que faciliten el acceso a financiación, junto con campañas que destaquen el impacto positivo del comercio local en la comunidad, pueden ser herramientas efectivas para atraer a una nueva generación de comerciantes.
La reciente propuesta del Ministerio de Trabajo para reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales ha sido recibida con preocupación por parte de los comerciantes. La Confederación Española de Comercio (CEC) advierte de que esta medida podría traducirse en una pérdida significativa de competitividad para el comercio de proximidad frente a las grandes plataformas de venta online. La reducción de horas sin una adecuada compensación implicaría, en la práctica, un aumento salarial encubierto del 6,25%, obligando a los pequeños comercios a contratar más personal para cubrir las horas faltantes. Esto supondría un coste adicional de 4.000 millones de euros para el pequeño comercio, un gasto inasumible en el contexto actual, marcado por los altos sobrecostes y la lenta recuperación pospandemia.
El comercio de proximidad ya está lidiando con numerosos desafíos, incluyendo la competencia de grandes cadenas y plataformas online, la digitalización del sector y la necesidad de adaptarse a nuevas tecnologías, y los cambios en los hábitos de consumo. La reducción de la jornada laboral puede agravar estas dificultades, especialmente para aquellos negocios que ya operan con márgenes de beneficio muy ajustados. En este sentido, es fundamental que cualquier cambio legislativo venga acompañado de medidas de apoyo específicas que ayuden a los pequeños comercios a adaptarse sin comprometer su viabilidad.
El comercio de proximidad no solo es un motor económico vital, sino que también juega un papel crucial en la vertebración social y territorial. Este sector fomenta la creación de empleo, apoya la economía local y contribuye a la sostenibilidad. Es fundamental para la dieta mediterránea y la cadena de suministro de productos frescos y autóctonos, elementos esenciales para nuestra salud y bienestar. Cuando tanto se habla de la España vaciada, un fuerte y decidido apoyo al comercio de proximidad desde las administraciones se presenta como un elemento clave y estratégico para revertir la situación de abandono y despoblación de zonas rurales. El comercio de proximidad ayuda a vertebrar pueblos y ciudades, ofreciendo empleo y servicios que dan vida a las áreas rurales y a la España vaciada, constituyéndose como motor de desarrollo sostenible y cohesión social, e impactando positivamente en el bienestar de las comunidades a las que sirve.
Para mantener y fortalecer este sector, es necesario implementar políticas de apoyo que aborden sus necesidades específicas. Esto incluye incentivos fiscales, digitalización del sector, y normativas comerciales adaptadas a los desafíos actuales. Una campaña nacional de promoción y dinamización del comercio de proximidad sería un paso en la dirección correcta, buscando concienciar a los consumidores sobre el valor diferencial de estos comercios y promover una mayor fidelización y compromiso con ellos. Ejemplos de impulso sectorial y de sostenibilidad, como un plan renove de electrodomésticos, pueden ser clave para fortalecer este sector y contribuir al ahorro energético y la modernización del parque de estos aparatos.
La campaña Principios para recuperar los principios, promovida por la Confederación Española de Comercio, tiene como objetivo destacar los valores que hacen único al comercio de proximidad: cercanía, sostenibilidad, producto fresco y autóctono, y trato humano. Utilizando un enfoque innovador y emotivo, la campaña busca generar una conexión emocional con los consumidores, especialmente los jóvenes, para que redescubran y valoren la importancia de realizar sus compras en estos establecimientos.
Esta iniciativa no solo pretende revitalizar el tejido comercial, sino también fomentar un consumo responsable y sostenible en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. Promover el comercio de proximidad ayuda a reducir la huella de carbono, al acortar las cadenas de suministro y disminuir el uso de embalajes, contribuyendo así a la preservación del medio ambiente. La cercanía de estos comercios reduce la necesidad de transporte, lo que a su vez disminuye las emisiones de gases de efecto invernadero y promueve un entorno más saludable y sostenible.
El éxito de esta campaña depende en gran medida del apoyo institucional y la colaboración entre el sector público y privado. Todas las administraciones deben trabajar de la mano con las organizaciones de comercio para garantizar la implementación efectiva de las iniciativas de apoyo. La creación de marcos regulatorios que faciliten la operatividad de los pequeños comercios, junto con programas de subvenciones y ayudas directas, es esencial para mantener la competitividad del sector y un modelo característico de nuestro país.
Carlos Moreno Figueroa es director general de Sinersis
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