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Editoriales
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La Fed pone el ‘out of the office’ hasta septiembre

Con un dólar inexpugnable, e importaciones fundamentales pagaderas en billetes verdes, la decisión de Powell deja en vilo a su homóloga al otro lado del charco, Christine Lagarde

Chair Jerome Powell
El presidente de la Fed, Jerome Powell, el pasado noviembre.CHIP SOMODEVILLA (Getty Images vía AFP )
CINCO DÍAS

Como se esperaba, la Reserva Federal ha decidido esperar para comenzar la bajada de tipos. A septiembre, quizá, como parecen indicar las declaraciones de Jerome Po­well y de otros responsables monetarios en las últimas semanas, y como descuentan los mercados. El presidente del banco central estadounidense pone el out of the office, pero tendrá que estar atento al móvil, y a los datos, sobre todo de empleo e inflación, que vayan cayendo en agosto. La vuelta de verano no se prevé tranquila.

Powell tenía argumentos a favor de apretar el botón antes de septiembre. Por un lado, una tasa de desempleo por encima del 4% –por primera vez desde 2021– podía avanzar la esperada desaceleración económica que tantas veces se ha pospuesto. Además, el PIB ya avanza a su menor ritmo en casi dos años, y el IPC de junio bajó hasta el 3% en tasa interanual.

Razones, con todo, interpretables: ni el IPC, ni el índice de gastos de consumo personal, el preferido de la Fed (del 2,5% en junio), están en los niveles de equilibrio del 2% deseados. Y, aunque el desempleo haya subido y el crecimiento se haya ralentizado ligeramente, ninguna de las dos métricas apunta a un enfriamiento claro de la economía estadounidense. Lejos de las “pruebas irrefutables” que dicen exigir Powell y sus colegas.

Posponer la bajada ayudará al presidente de la Fed y a su equipo a tener una mejor imagen de situación, pero acerca la decisión en el tiempo a la pugna electoral que ya asoma en el horizonte. Septiembre es la última oportunidad para recortar el precio del dinero antes de las presidenciales de noviembre, y el banco central ha sido históricamente reacio a tocar los tipos antes de unas elecciones. El resultado condicionará, además, los precios: Donald Trump, el favorito según las encuestas, apunta a subidas de aranceles que impactarán negativamente en la inflación.

Con un dólar inexpugnable, e importaciones fundamentales pagaderas en billetes verdes, la decisión de Powell deja en vilo a su homóloga al otro lado del charco, Christine Lagarde. El Banco Central Europeo comenzó la senda bajista en verso libre, pero no puede perder de vista las decisiones de la Fed, que tienen el poder de condicionar sus propios datos. Por lo pronto, la inflación de la eurozona subió hasta el 2,6% en julio. La única certeza que se puede sustraer del baile de bajadas es que no volveremos a ver en mucho tiempo los tipos cercanos al cero a los que los banqueros centrales nos tuvieron acostumbrados tras la crisis financiera.

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