El BCE coge la maleta y deja para septiembre el debate sobre los tipos
El descanso estival no está exento de incertidumbres: el Gobierno español debe afrontar, con urgencia, el nombramiento de un gobernador del Banco de España que acuda a Fráncfort en septiembre
La reunión del Consejo de Gobierno del BCE de ayer era una cita casi de trámite para Christine Lagarde. El banco central que preside ya había telegrafiado que no realizaría movimientos en los tipos de interés en esta ocasión, y el mercado así lo esperaba después del primer descenso ejecutado en junio. En todo caso, mantuvo su resistencia a avanzar cuáles serán sus próximos movimientos, aludiendo a que las presiones inflacionistas siguen siendo elevadas. En el argot de la institución, el futuro de la política monetaria de la zona euro sigue pasando por la dependencia a la publicación de datos sobre la coyuntura económica. Lagarde ha acuñado incluso un nuevo concepto: WPP, siglas en inglés de salarios, beneficios y productividad, que desde junio está adquiriendo notoriedad en los debates dentro del banco central.
Todo queda para la vuelta del verano. El BCE tendrá en septiembre datos frescos de inflación y la evolución de los salarios sobre la mesa, indicadores que podrían ayudar a decantar la balanza hacia un nuevo recorte en los tipos de interés que evite un frenazo brusco de la economía de la zona euro sin con ello incentivar un rebrote de los precios. Lagarde, por lo pronto, ha logrado unanimidad en la decisión de mantener las tasas rectoras, tarea no poco ardua, y ha apuntado hacia el elefante blanco de los próximos meses: Donald Trump, candidato republicano a las elecciones presidenciales de noviembre en EE UU, que promete volver a convertirse en una fábrica de titulares a la par que en un foco desestabilizador del panorama internacional con sus propuestas en materia comercial y arancelaria. Nada nuevo pero igual de preocupante que años atrás, más mientras no se vislumbre un contrincante con opciones reales.
Desde EE UU llegará a finales de mes la siguiente cita relevante para los inversores en materia de tipos: una reunión de la Fed en la que tampoco se esperan cambios más allá de despejar el camino de un primer recorte de las tasas en septiembre. Se trataría de un descenso que devolvería la sincronización a la política monetaria de ambas instituciones, a pesar de que Lagarde y Powell insisten en recordar que ambas economías no nadan a la par.
El descanso estival no está exento de incertidumbres. El verano tiende a derivar en episodios de volatilidad de los mercados, a los que los inversores, no por estar acostumbrados, están siempre preparados. Mientras tanto, el Gobierno español debe afrontar, con urgencia, el nombramiento de un gobernador del Banco de España que acuda a Fráncfort en septiembre.
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