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A fondo
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cómo ha marcado el atentado contra Trump la convención republicana

El expresidente ya adelantaba a Biden en las encuestas, pero lo que se ha visto en Milwaukee podría ser muestra de lo que, al menos, media nación siente

Donald Trump
El expresidente Trump tras el intento de asesinato del pasado sábado en Butler, Pensilvania.Gene J. Puskar (AP)

Intento de asesinar a Trump; convención republicana; candidato a vicepresidente conservador, Elon Musk apoya a Trump; sobreseimiento del juicio a Trump sobre los documentos clasificados; Biden y Trump piden unidad nacional... y la Reserva Federal sugiere una posible bajada de los tipos…; parecía que, tras el debate de Biden contra Trump, no podía pasar más en estas elecciones estadounidenses, pero, repentinamente, una cascada de acontecimientos ha puesto patas arriba la campaña presidencial.

El intento de asesinato a Trump durante un acto electoral —en que hubo muerto y heridos— días antes del comienzo de la convención republicana en Milwaukee (Wisconsin) es esencial. Trump fue presidente y (se supone) está muy protegido. La bala le rozó una oreja. “De haber sucedido lo impensable…”, las consecuencias hubieran sido inimaginables. Como Ronald Reagan, Trump no sucumbió al atentado. Reagan, mucho más grave, insistió en entrar al hospital por su propio pie y, ya en la mesa de operaciones, preguntó a los médicos, en broma: “¿Ustedes son republicanos, verdad?” El cirujano contestó: “Señor presidente, hoy, todos somos republicanos”. La popularidad de Reagan aumentó exponencialmente. En 1984, fue reelegido para un segundo mandato, a pesar de las críticas sobre su edad y comportamiento errático, consecuencia del Alzheimer.

Trump, sangrando y protegido por agentes del Servicio Secreto, se levantó y gritó varias veces, puño en alto: “¡Luchad!” A cada uno, lo suyo: Reagan se comportó como quien era, un actor-político y formidable comunicador, que daba muchísima importancia a la imagen proyectada y, aun desangrándose, transmitió honor y dignidad al mundo entero. Trump, fiel a su carácter, se elevó desafiante y proyectó la imagen de luchador que le caracteriza.

CNN publicó ayer la primera encuesta post atentado: Trump superaría en un 5% a Biden en los battleground States y en otros Estados que, hasta ahora, eran proclives a Biden. La cadena de televisión concluye que, según la encuesta, hoy, Biden perdería las elecciones de noviembre. El republicano ya adelantaba a Biden en las encuestas, más aún, tras el debate en CNN. Pero, lo que se ha visto en la convención republicana podría ser muestra de lo que, al menos, media nación siente. Es costumbre, que el aspirante a candidato (en ambos partidos) acuda a la convención el último día, cuando ya ha sido “coronado” y da su discurso de aceptación. Trump, en cambio, fue recibido el primer día como un héroe por sus correligionarios.

Con la oreja vendada, rostro serio, más protegido que nunca por el Servicio Secreto y repitiendo incesantemente “gracias”, Trump se dirigió al palco vip, donde saludó a familiares y amigos. Entre ellos a J.D. Vance, joven senador de Ohio a quien ha elegido como posible vicepresidente. Podía haber estado también Elon Musk, fundador de Tesla y SpaceX, dueño de X... y que, después del atentado, apoyó a Trump y creó un fondo dotado de 45 millones de dólares al mes para ayudar financieramente a la campaña del expresidente.

No parece vaya a repetirse lo sucedido en las elecciones de 2016 (Clinton contra Trump), cuando 150 líderes del sector tecnológico apoyaron públicamente a Hillary. No así el cofundador de Paypal, Peter Thiel, que entonces y ahora, está con Trump. Joe Lonsdale, cofundador de Palantir Technologies y los famosos gemelos Winklevoss ,que demandaron en su momento a Mark Zuckerberg por haberles robado Facebook, son algunas de las estrellas de Silicon Valley que apoyan a Trump.

Habitualmente, el candidato a presidente, elige a un compañero que le aporta votos. Como hizo Biden con Kamala Harris en 2020. Trump pudo optar por Marco Rubio (voto hispano y religiosamente conservador) o por Tim Scott (afroamericano, exitoso hombre de negocios), entre otros. El elegido fue J.D. Vance, senador desde 2022. Con solo 39 años, aporta frescura y juventud a una campaña electoral, hasta ahora, condicionada por la elevada edad de ambos candidatos presidenciales. Vance es muy conservador en lo político (más que Trump) y, también, muy religioso: en 2019 se convirtió de evangélico a católico.

Hijo de una familia desestructurada y pobre de Middletown (Ohio), perteneciente a lo que en EE UU se llama despectivamente basura blanca, se hizo famoso en 2016 por publicar su biografía, Hillbilly Elogy, llevada al cine por Netflix en 2020, en una película dirigida por el afamado Ron Howard y con Amy Adams y Glenn Close como actrices protagonistas. Vance se alistó en el Cuerpo de Marines, tras acabar el instituto. Luchó en la guerra de Irak. De vuelta en Estados Unidos, se graduó en la Universidad Pública de Ohio y consiguió un doctorado en Derecho por Yale. Allí conoció a su esposa, estadounidense de origen indio, con quien tiene tres hijos.

Trump dejó claro en su red social, Truth Social, qué le aporta Vance: “Es ejemplo para la clase trabajadora americana”; “tuvo una carrera profesional exitosa en tecnología y finanzas” (contó con el apoyo de Peter Thiel y del hijo mayor de Trump, Donald Jr). “Y durante la campaña, Vance se centrará fuertemente en la gente por la que tanto ha luchado: los trabajadores y granjeros americanos de Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Ohio, Minnesota…”. Es decir, battleground states, en los que, si Trump gana a Biden, posiblemente consiga la presidencia.

Todos los oradores de la convención republicana destacaron el carácter mesiánico de Trump: perseguido por la justicia; atacado en su reputación; intentos de arruinarle y, la puntilla: “Intento de asesinato del demonio”, del que, gritó en Milwaukee Tim Scott, “Dios salvó a Trump”. El mismo Dios todopoderoso al que aludió Biden en televisión: “solo Dios todopoderoso podría hacer que me retirase de la carrera electoral…, y no lo hará”, ha salvado a Donald Trump para que pueda ganar la presidencia. Al menos, eso dicen los republicanos en Milwaukee.

Jorge Díaz Cardiel es socio director Advice Strategic Consultants, autor de El New Deal de Biden-Harris.

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