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A fondo
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Elecciones en Reino Unido, momento transformador de la política británica

Una victoria laborista proporcionaría vientos de cola para la economía del país

El líder del Partido Laboralista, Keir Starmer, habla con varios electores en un acto de campaña este martes.
El líder del Partido Laboralista, Keir Starmer, habla con varios electores en un acto de campaña este martes.Claudia Greco (REUTERS)

Las elecciones generales del 4 de julio en Reino Unido pueden marcar un cambio en el panorama político del país. Se espera que el Partido Laborista gane por primera vez desde que lo hizo Tony Blair en 2005. Salvo sorpresas, puede obtener aproximadamente 400 escaños. Por el contrario, los conservadores se enfrentan a una derrota histórica, manteniendo solo 100 escaños frente a 365 que obtuvieron en las elecciones generales de 2019.

Ello se ve impulsado por la insatisfacción de los votantes con el Partido Conservador del primer ministro Rishi Sunak, que ha ido perdiendo popularidad los últimos años con la disminución de la actividad económica, el aumento del coste de la vida y la menor productividad. Ya antes, el impopular “mini presupuesto” presentado en agosto de 2022 por su predecesora, Liz Truss, generó una situación de crisis de deuda y provocó caída en los índices de popularidad de los conservadores. Además, el líder laborista, Sir Keir Starmer, ha marcado un cambio significativo desde 2020, con una agenda menos radical y de centroizquierda. Incluso muchos antiguos votantes conservadores, que buscan un cambio, han encontrado atractivo este Partido Laborista más orientado al consenso, “pro-trabajador y pro-empresa”, mejor equipado para abordar los desafíos económicos del Reino Unido. A ello se añade que la vuelta de Nigel Farage como líder de Reform UK, que cofundó, es otro revés para los conservadores, pues los votantes de tendencia más radical a la derecha pueden ver en Farage una mejor alternativa, aunque se espera que obtenga pocos escaños.

El caso es que una victoria laborista proporcionaría vientos de cola para el crecimiento, dada su postura de centroizquierda y de prudencia fiscal. Por el contrario, una victoria conservadora podría crear vientos en contra por la inestabilidad del partido Conservador y los aún persistentes efectos del “minipresupuesto” de Liz Truss. Tras las elecciones, el Partido Laborista puede tener enfrente una oposición mínima inicial en el Parlamento, aunque no está claro quién emergerá como principal oposición. Hay una posibilidad, si bien baja, de que proceda de una coalición de partidos de derecha.

No esperamos que el Partido Laborista tome ninguna decisión radical si es elegido. Tanto laboristas como conservadores cuentan con limitado margen fiscal. La capacidad para aumentar ingresos con impuestos o deuda es reducida, pues la carga fiscal ya es alta y se espera alcance máximos, mientras que la deuda neta sobre PIB se encuentra en niveles críticos, con un margen fiscal estimado de solo 8.900 millones de libras para 2029. En consecuencia, se necesita urgentemente una reforma tributaria y del gasto y ambos partidos están relativamente alineados en cuanto a no aumentar el impuesto sobre la renta y el IVA, si bien divergen en sus estrategias de estímulo económico y de responsabilidad fiscal.

Los laboristas proponen aumentar los impuestos en 8.600 millones de libras, principalmente a los muy ricos, con IVA a las escuelas privadas y fin de sus exenciones fiscales, un impuesto sobre beneficios extraordinarios a las empresas energéticas y considerar el valor acumulado en operaciones de capital privado como ingresos en lugar de ganancias del capital. Es decir, a una tasa impositiva mayor. Con ello pretende financiar el aumento del gasto, incluido su Plan de Prosperidad Verde. Además, planea poner fin a la anunciada eliminación de estatus de no residente, mediante el cual, durante los últimos 225 años, las personas adineradas han podido vivir en el Reino Unido y no pagar impuestos sobre sus ingresos en el extranjero. Pero Starmer ha prometido dejar sin cambios el tipo del impuesto a los beneficios de las empresas en el 25%. También se espera que mantenga el actual esquema de pensiones, que aumentan cada año un 2,5% o lo que suba la inflación o el promedio de los salarios, si son mayores. También se ha comprometido a mantener sin cambios el impuesto sobre la renta, el IVA y la seguridad social, aunque no está claro si considera un cambio en el impuesto sobre las ganancias del capital.

Por el contrario, los conservadores prometen reducciones de impuestos de 17.000 millones de libras, incluyendo de seguridad social y eliminación permanente del impuesto para compradores de primera vivienda con valor de hasta 425.000 libras. También se comprometen a mantener tipos del impuesto de sociedades, sobre la renta, IVA y sobre ganancias de capital, así como introducir desgravaciones a los pensionistas. Los menores impuestos se compensarían con recorte de prestaciones sociales para ahorrar hasta 12.000 millones de libras al año, así como la “lucha contra la brecha fiscal”, actualmente en cerca de 40.000 millones de libras. También se ha comprometido a mantener el déficit público por debajo de 3% del PIB para 2030. Pero no se ha pronunciado respecto al estatus de no residente.

Finalmente, Reform UK propone reducir el impuesto de sociedades al 15% desde el tercer año del nuevo Parlamento, introducir una desgravación libre de impuestos de sociedades para las primeras 100.000 libras de beneficios y elevar el umbral para el registro en el IVA a 150.000 libras. Para equilibrar un recorte de impuestos de 40.000 millones de libras se ha comprometido a revisar el plan de flexibilización cuantitativa del Banco de Inglaterra. Sugiere abolir los pagos de intereses del banco central a los bancos por la compra de bonos, a fin de aliviar a los contribuyentes, que soportan el coste de las pérdidas del Banco de Inglaterra por inversiones de baja rentabilidad y alto coste por intereses. Su gobernador, Andrew Bailey, ya señaló que este cambio podría influir en la eficacia de la transmisión monetaria. Es poco probable, pero indicativo del tipo de oposición a la que se enfrentará el nuevo Gobierno.

Sebastien Gorgoni es especialista de inversión en Pictet WM

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