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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El dañino cóctel de aversión al riesgo y comisiones elevadas

CINCO DÍAS
Milanj (Getty Images/iStockphoto)

Afortunadamente son pasados ya los tiempos en los que los ahorradores españoles fiaban el futuro de sus ahorros a la entrega inmediata de un edredón o un juego de sartenes. Era la vía directa (apoyada por la reducción fiscal) mediante la que las redes de los bancos captaban planes de pensiones, normalmente acompañados de copiosas comisiones. Con todo, el ciudadano español medio sigue siendo más ahorrador que inversor, como demuestra la encuesta financiera de las familias que publica el Banco de España, y el primer castigado por ello no son los bancos ni las empresas, sino los propios ahorradores, tal y como demuestra el estudio publicado por Mercer y Esade sobre la rentabilidad de los productos de inversión colectiva.

Los gestores son, obviamente, los primeros señalados si la mitad del dinero depositado en fondos y planes no ha podido superar la inflación en un plazo de una década, y la rentabilidad media en este plazo es un magro 2,1% anual (por 1,8% de inflación media). Pero, al fin y al cabo, está en manos de los clientes confiar su dinero a un profesional u otro, o invertir por sí mismos. Y tanto el exceso de conservadurismo como el papel de las comisiones son los dos elementos concluyentes de dicho estudio, más un tercero (un tanto obvio): no se trata de invertir, sino de invertir con criterio, porque las diferencias son sustanciales.

La aversión al riesgo ha jugado particularmente en contra del inversor en esta década: los productos de renta fija a largo plazo han tenido un rendimiento negativo del 0,2% (por el impacto en 2022 y 2023), pero los de renta variable de Estados Unidos, teóricamente un activo de más riesgo, han dado un 8,3%.

Más claro es el papel de las comisiones, en particular en los planes de pensiones. Menos de la mitad de los planes individuales logró batir la inflación en los últimos 10 años, una cota que superaron dos tercios de los planes de empleo. La diferencia son las comisiones: 0,36% en los colectivos frente al 1,26% los del sistema individual, casi cuatro veces más y una brecha del 0,88% anual que tiene mayor impacto en el largo plazo.

Tanto para los partícipes, que ven menguado el colchón de su jubilación, como para las gestoras, cuyos ingresos son menores en el sistema colectivo que en el individual. No hace falta ser Warren Buffett para elegir una cartera con una pizca de riesgo. Pero aún menos para elegir el plan de pensiones con las comisiones más bajas.

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