Caso Milei: Sánchez, las empresas y un necesario frente común
Parece razonable unirse ante quien busca menoscabar un modelo que ha permitido avanzar a los ciudadanos y engordar los balances corporativos
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hizo el lunes un más que pertinente llamamiento al “diálogo y la convivencia” Lo hizo durante el primer foro económico CREO, organizado por CincoDías, y después de que el presidente argentino, Javier Milei, llamara “corrupta” a su esposa el pasado sábado, durante un encuentro en Madrid promovido por Vox con diferentes líderes de la ultraderecha. En lo político, el Gobierno llamó inicialmente a consultas a la embajadora española en Buenos Aires, y el lunes convocó al embajador argentino en Madrid. Sánchez incluso fue un paso más allá y dijo que, si no hay una rectificación, el Ejecutivo dará una “respuesta acorde”. La cautela del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, no esconde que la ruptura de las relaciones está sobre la mesa.
La intervención de Sánchez tuvo mucha carga de profundidad. El presidente del Gobierno no solo se quedó en el lógico reproche a las difamaciones de Milei –”entre los Gobiernos, los afectos son libres, pero el respeto es irrenunciable”, dijo–, sino que reclamó a las empresas que no se pusieran de perfil y se movilizaran contra el auge de los populismos y los planteamientos reaccionarios. De hecho, recordó que 30 consorcios alemanes se han significado para frenar el voto ultra en las próximas elecciones europeas, sin duda con el afán de que cunda el ejemplo. “Dividen a nuestra sociedad y ponen en peligro nuestra prosperidad”, ha apuntado el gigante Siemens. La propia ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, se encargó de subrayar cómo, en momentos convulsos, “la dimensión europea cobra especial valor”. Las empresas entendieron bien el toque a rebato, y se posicionaron con celeridad. Primero, a través de la patronal y de su presidente, Antonio Garamendi, que rechazó “de plano” las invectivas, que consideró “fuera de tono”. Después, las grandes empresas del Ibex, de Telefónica a BBVA, pasando por Naturgy, entre otras corporaciones, reforzaron el mensaje de forma individual. No podía ser de otra forma.
Sánchez acertó al desvincular la relación de ambos pueblos, argentino y español, de los desafueros de Milei. Eso sí, también hizo bien en darles la relevancia que merecen y en buscar un consenso amplio en su rechazo, aunque solo sea por el hecho de que no se sustentan en base cierta alguna. España ha conseguido en las tres últimas décadas forjar un sólido andamiaje institucional, dentro de un Estado de bienestar y de derecho. Este modelo ha permitido avanzar a los ciudadanos y engordar los balances de las empresas. Parece razonable unirse ante quien busca menoscabarlo.
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