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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El psicodrama de Sánchez deja España en la cuerda floja

El presidente del Gobierno ha debilitado su posición, aunque haya decidido permanecer en el poder

Comparecencia de Pedro Sánchez, vista desde el bar El Cano, de Madrid.
Comparecencia de Pedro Sánchez, vista desde el bar El Cano, de Madrid.Álvaro García

Los cinco días de vacilaciones de Pedro Sánchez sobre si seguir siendo presidente del Gobierno español después de que un tribunal abriera una investigación sobre los negocios privados de su esposa crearon un drama que el país no necesita. Ha debilitado su posición política, aunque haya decidido permanecer en el poder. Y los buenos resultados de la economía se ven amenazados por el velo de incertidumbre que las próximas campañas electorales arrojarán sobre el futuro del país.

A pesar de dirigir un Gobierno en minoría desde el año pasado, el líder de los socialistas españoles ha presidido un fuerte crecimiento basado en una relativa contención fiscal. La prima que exigen los inversores para invertir en deuda pública española, comparada con la alemana, solo ha subido 10 puntos básicos, hasta el 0,78%, desde que Sánchez hizo su sorprendente anuncio. Cuando formó un nuevo Gobierno en 2023, ese diferencial era del 1,1%.

Sánchez se enfrenta ahora a unas importantes elecciones en Cataluña en mayo, y a la votación del Parlamento Europeo en junio. Ese mes también podrá convocar elecciones generales si considera que necesita afianzar su coalición. Sánchez puede presumir ahora de que España es la economía europea que más crece: el año pasado lo hizo en un 2,5%, frente al 0,5% de la zona euro. Se trata de unos resultados sólidos, pero frágiles, que no garantizan su longevidad política.

La tasa de desempleo de España, aunque ha bajado del nivel del 15% en 2018, se mantiene por encima del 11% este año, frente a la media del 8% de la zona euro, según datos del Fondo Monetario Internacional. Con la previsión de que el crecimiento se ralentice hasta el 1,4% este año –aún muy por encima del 0,9% de la zona euro–, cualquier Gobierno tendría que hacer más para estimular la economía, empezando por reformas del sistema fiscal y políticas más activas para el mercado laboral.

La oposición –conservadora– de Sánchez ha insinuado que, si se convocaran nuevas elecciones, haría campaña para reducir la carga de la deuda del país y bajar los impuestos. Con un 105% del PIB, la deuda pública es la mayor de las grandes economías europeas después de Italia y Francia. Pero se ha reducido constantemente en los cuatro años transcurridos desde que los estímulos de la pandemia la elevaron a más del 120% en 2020. Y la presión fiscal de España, de algo más del 37% del PIB, está muy por debajo de la de sus grandes vecinos europeos. Reducir aún más los impuestos, al tiempo que se reduce la deuda, exigiría un nivel de recortes del gasto que afectaría al crecimiento.

Sánchez es muy apreciado en Bruselas y podría ser el hombre elegido por los socialistas para instalar a uno de los suyos en el Consejo Europeo, la reunión de los líderes gubernamentales. Pero teniendo en cuenta los riesgos de otro Gobierno en minoría y las consecuencias de las promesas electorales incumplidas, puede que España le necesite más que Europa.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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