Vigilar de cerca la evolución del empleo
La positiva radiografía del mercado que dibujan los nuevos cotizantes contrasta con la de las cifras de reducción del paro, que reflejan cierta ralentización
Pese a las inclemencias del tiempo, la Semana Santa ha puesto la guinda a los números del empleo de marzo y ha convertido este mes en el segundo mejor de una serie histórica que comienza en 2002. Las cifras de afiliación han alcanzado los 193.585 nuevos cotizantes, más cerca que nunca de la deseada marca de los 21 millones. Una línea que sí se cruza cuando se realiza el análisis desestacionalizado de las cifras, que confirma el excelente desempeño del mercado. La explicación de la robustez de la afiliación está en buena parte en un 2023 que terminó con un avance del PIB del 2,5%, lo que sitúa a España a la cabeza de las economías europeas, junto a una mejora en los instrumentos contractuales del mercado que están facilitando y flexibilizando la creación de empleo.
A todo ello hay que unir un comienzo de año con mejores perspectivas de lo esperado, lo que ha obligado a algunos servicios de estudio a revisar las cifras para 2024. Pese al enfriamiento general de la economía europea, el consumo privado sigue comportándose de forma sólida en España, alimentado por las cifras récord de turismo; además, los precios se han moderado razonablemente, especialmente los energéticos, y las exportaciones crecen a buen ritmo. Un conjunto de factores que augura que España pueda alcanzar un crecimiento este año por encima de lo esperado y que permite prever que esa vitalidad se refleje en las cifras de afiliación.
Sin embargo, la positiva radiografía que dibujan los nuevos cotizantes contrasta con la que se extrae de las cifras del paro, que no han sido malas, pero sí reflejan una ralentización del ritmo de reducción del desempleo. El fenómeno es más acusado en el análisis desestacionalizado de los números, que no solo reflejan una mayor lentitud en el recorte del paro, sino un aumento del número de desempleados de 12.000 personas. Pese a la reticencia del Gobierno a remitirse a las cifras desestacionalizadas cuando se trata de valorar el paro, no así cuando se refiere a la afiliación, el balance de marzo apunta a incipientes señales de enfriamiento que es conveniente vigilar.
El balance general del comportamiento del mercado de trabajo, que confirma la fortaleza de la economía, es compatible con la necesidad de no subestimar los signos de fragilidad, como también con recordar que España sigue teniendo por delante un reto gigantesco en materia de reducción del desempleo: el propio de un país que sigue ostentando la mayor tasa de paro de la UE y un porcentaje de paro juvenil que supera el 28%.
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