Una fácil solución para el debate de la sostenibilidad, y el método de EE UU para acabar con el petróleo
Si todo el que defiende consumir y viajar menos lo hiciera, se acabaría el conflicto
En el puente de diciembre, Madrid se suele llenar de visitantes de otras provincias, que acuden a hacer compras, a ver musicales y a disfrutar de la decoración y las luces navideñas. Es, a su escala, lo que hacen otros turistas con más posibles viajando a Nueva York o a Londres en estas mismas y significativas fechas. A algunos residentes de las grandes ciudades les incomoda la invasión turística (y el contaminante gasto de combustible), pero en las redes sociales se suele comprobar que ellos mismos son viajeros habituales.
En esa contradictoria línea, Sumar defiende reducir los vuelos cortos y sustituirlos por el avión, pero considera que el uso del jet oficial Falcon por parte de la vicepresidenta Yolanda Díaz merece ser una excepción. O el piloto de Fórmula 1, Lewis Hamilton, que hubiera preferido que la gala de entrega de premios de su deporte se celebrara en París en vez de en Bakú, para ahorrar en carburante, cuando su deporte consiste básicamente en quemarlo. Si todos los que defienden con vehemencia la urgencia de consumir, gastar y moverse menos fueran consecuentes con sus ideas, regular se volvería totalmente innecesario.
El armario financiero de Inditex está repleto
A Inditex le sale prácticamente todo bien. Suele ocurrir cuando se tienen unas cuentas más que saneadas. Sus inversiones en renta fija y fondos le otorgaron en los primeros nueve meses del año unos ingresos por intereses 16 veces mayores que un año antes. Gracias a ello, compensa el aumento de los costes de sus arrendamientos, que se multiplicaron por dos.
La abundancia de efectivo de la multinacional textil es tal que incluso le sobra para invertir en nuevos establecimientos (cada vez más escogidos, y más grandes) y en digitalización, mientras le sobra para productos financieros.
EE UU quiere acabar con el petróleo... a base de extraer todo el que hay
Hay dos maneras de acabar con el uso de los combustibles fósiles: una, dejar de extraerlos; otra, seguir extrayéndolos y consumiéndolos hasta agotarlos. Estados Unidos parece optar por lo segundo. Joe Biden preconiza la importancia de la sostenibilidad con la mano izquierda, mientras con la mano derecha amenazó hace un año a las petroleras con un impuesto si no invertían más y bajaban el precio de la gasolina. Y eso es justo lo que han hecho, y gracias a ello se ha moderado el precio del petróleo. Que los carburantes estén más baratos es un alivio para los bolsillos, pero también favorece la demanda. El lado bueno del asunto, volviendo al principio, es que en algún momento el petróleo se agotará. Para entonces, conviene tener los paneles solares y los aerogeneradores a pleno rendimiento.
La frase del día
“Ucrania aspira a estar entre los 15 primeros países en microelectrónica y entre los 30 en vehículos no tripulados. Valoramos muy positivamente nuestras opciones de contribuir al ambicioso objetivo de la UE de lograr el 20% de la cuota de mercado de chips para 2030″
Valeria Ionan, viceministra de Digitalización de Ucrania
Lagarde no se fía ya ni de su sombra en lo relativo a la inflación
Christine Lagarde está optando por la prudencia respecto a la inflación: no se fía de que se vaya a frenar tan rápido como está previsto. Tiene motivos para desconfiar de los pronósticos macro que hace el propio BCE, como se comprobó cuando en los primeros albores de esta crisis de precios, la entidad decidió aguantar los tipos ultrabajos en la confianza de que la tormenta fuera pasajera.
Jerome Powell, en cambio, teme que la dureza monetaria ayude a una recesión en pleno año de elecciones presidenciales. La Fed ya ha hecho una bajada de tipos retórica al avanzar sus intenciones a corto plazo. La duda es si será suficiente para impedir que el alto apalancamiento de EE UU desemboque en un aparentemente descartado aterrizaje forzoso.
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