Las peculiaridades del mercado laboral español
La evolución de la brecha salarial y de la movilidad geográfica son un termómetro de gobernanza y flexibilidad
La Agencia Tributaria publica cada año una estadística que permite dibujar con cierta nitidez los contornos del mapa del mercado de trabajo en lo que se refiere a variables como la movilidad geográfica, la evolución del empleo en cada banda retributiva o las brechas salariales en relación al salario medio.
De la edición de 2022 se deduce que la clase directiva es uno de los colectivos que registró un mayor crecimiento de empleo el año pasado, con un 7% más, solo por detrás del tramo de trabajadores que perciben un sueldo de 17.400 euros anuales de media, que creció el doble. Además, el salario de los ejecutivos españoles supera de media los 260.000 euros al año, lo que equivale a 11 veces el sueldo medio del mercado.
Se trata de una diferencia notable, aunque palidece frente a la que se registra, por ejemplo, entre las empresas cotizadas. Según datos de la CNMV, la retribución de los consejeros ejecutivos, sin incluir conceptos extraordinarios, equivale a 31 veces la remuneración media de los empleados, una brecha que llega a 54 veces en los valores del Ibex y se reduce a 17 en las compañías que no forman parte del índice. El desequilibrio se convierte en un abismo si se compara España con Estados Unidos, donde en algunos sectores, como el de las grandes marcas del motor, un alto directivo puede ganar entre 280 y 365 veces lo que un empleado medio de su compañía.
Más allá de las diferencias entre unos y otros modelos, de empresa y de mercado, la evolución de la brecha salarial en el tejido empresarial de un país constituye un termómetro de la buena gobernanza y de la paz social, por lo que aspirar a mantener una diferencia racional debería ser un objetivo de buena salud corporativa. Un factor que, en el caso de las cotizadas, está llamado a influir cada vez más en la percepción del mercado, que valora las retribuciones o los bonus de los directivos no tanto por su cuantía como por su vinculación con métricas objetivas y con buenas cifras de negocio.
Junto a las diferencias salariales, la estadística de Hacienda confirma una vez más la limitada movilidad de los trabajadores españoles entre comunidades autónomas, que en 2022 afectó a 150.000 personas, 40.000 de las cuales se trasladaron a Madrid. La atracción de la región se explica por la concentración empresarial y, por tanto, las mayores oportunidades laborales y de nivel de renta, así como por el fuerte imán que ejerce la capital como centro de actividad. Pero la cifra general de movilidad sigue perfilando un mercado escasamente flexible y con barreras persistentes, como la del acceso a la vivienda, junto a factores culturales propios de la sociedad española.
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