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El Foco
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Cómo competir humanamente en un mundo transformado por la inteligencia artificial?

La falta de contexto de la IA nos llenará de ‘alucinaciones’, porque no podrá distinguir verdades de modo genérico, y su entrenamiento puede ser sesgado

ChatGPT
NurPhoto (NurPhoto via Getty Images)

La inteligencia artificial basada en sistemas de aprendizaje estadístico y automatización de lógica de procesos lleva ya unos años con nosotros. Entonces, ¿qué es lo que ha ocurrido para que, desde noviembre de 2022, no se hable de otra cosa que de la oleada de innovación profunda alrededor de ella que está ya afectando a nuestras vidas personales y profesionales, al consumo de información y a todos y cada uno de los sectores empresariales en los que desarrollamos nuestra actividad?

La respuesta es sencilla en expresión y extraordinariamente compleja y amplia en sus efectos y derivadas. Lo que ha cambiado es la aplicación de la semántica a la inteligencia artificial. Por tanto, ha aparecido una nueva manera de interactuar entre humanos y máquinas habilitada por la inteligencia artificial generativa. Sin miedo a errar, muy probablemente estamos hablando de una revolución tecnológica y de comportamiento más profunda que la aparición de la telefonía móvil, y de igual o mayor calado que la irrupción de internet.

Del inmenso número de efectos, campos, aplicaciones y cambios que esta transformación está produciendo, he querido centrarme en esta tribuna en los efectos específicos sobre la competitividad empresarial. Son reflexiones que creo válidas para todos y cada uno de los sectores, pues estamos hablando de una tecnología de aplicación y efecto universal, cuyas consecuencias más destacadas vamos a intentar clasificar.

Por un lado, está la posibilidad de dotar de conocimiento extendido a todos y cada uno de los componentes de la fuerza de trabajo de las organizaciones, cualquiera que sea el tipo de función que las personas realizan, tanto a nivel informativo o de investigación, como a nivel de acompañamiento en la realización de un trabajo, desde el asesoramiento hasta la automatización de las respuestas para realizar una tarea.

En segundo lugar, vivimos embebidos en el llamado diluvio de datos. No le es ajeno a nadie el crecimiento exponencial de los datos que cualquier empresa u organización recoge de múltiples fuentes dentro de su entorno, tanto interno, como del mundo exterior. Son datos que se multiplican y agrupan, datos que necesitan ser digeridos y convertidos en conclusiones que nos permitan actuar. Lo que la inteligencia artificial va a extremar y multiplicar de manera exponencial es la posibilidad de extraer valor de los datos para generar, de manera inmediata, conclusiones valiosas que permitan a las organizaciones actuar de forma instantánea.

En tercer lugar, y este probablemente sea el efecto más disruptivo, estamos hablando de la vida empresarial a una nueva velocidad, totalmente distinta de la previa. Se está produciendo una extrema aceleración en las capacidades de las organizaciones para adecuarse al mercado, para responder a los cambios y para modificar, vía ajustes o vía innovación profunda, sus modelos de negocio.

Por tanto, el tema es acuciante, y no me refiero solo a la necesidad urgente de implantar soluciones ajustadas a cada función o a cada empresa, sino, yendo más allá, a la revisión estratégica profunda de las posibles transformaciones a través del uso de la inteligencia artificial.

Parece recomendable, por tanto, revisar en las empresas todas y cada una de las funciones directivas bajo el prisma del posible uso de la inteligencia artificial. No solo las empresas tecnológicas o las nacidas alrededor de la economía digital pura, sino todas.

La estrategia, el uso de la tecnología, los procesos internos, la colaboración entre personas, la gestión del talento, la productividad y las operaciones de todo tipo deben ser repensadas, ya que estamos en un momento para actuar rápido y de manera ambiciosa. Los procesos de pequeña relevancia y los considerados pilares estratégicos, todo puede ser mejorado.

Sin embargo, la transformación empresarial que cada organización puede obtener nunca ha sido más dependiente de las personas, pues son las personas las que tienen que pensar los escenarios, encontrar los casos de uso, potenciar las actividades y poner a trabajar las capacidades de la inteligencia artificial al servicio de la mejora a conseguir. Al ser la interacción con la máquina mucho más humana, al realizarse de manera semántica, más que nunca la participación del humano que dirija el perímetro de actuación e innove, transformando y repensando el uso óptimo para cada función, se convertirá en indispensable.

No estamos exentos de riesgos, dado el calado de la oleada de innovación que se nos echa encima. La falta de contexto de la inteligencia artificial nos llenará de alucinaciones, pues no será capaz de distinguir verdades de manera genérica. Por otra parte, la automatización de tareas sencillas producirá la desaparición de algunos puestos de trabajo. Pero, sin duda, la aceleración de ideas y posibilidades creará otros, por lo que es fundamental prepararse como sociedad para esas nuevas formas de trabajar. El entrenamiento de la inteligencia artificial generativa podría estar sesgado y, desde ya, hay que salvaguardar las inclinaciones de los algoritmos, por ejemplo, en la clasificación de datos, grupos de personas, escenarios, recomendaciones, etc. El propio uso de la inteligencia artificial a escala, de no ser para el bien, puede aumentar la vulnerabilidad frente a ciberataques, puede capacitar a los atacantes para ser más efectivos y nos obligará a incrementar la seguridad de nuestras actividades. La propiedad intelectual entrará en el centro del debate de riesgos y, por ello, hay que proteger más que nunca el uso de las fuentes de información y los derechos de quienes las crean porque, además, existe el riesgo de perder la creatividad y la innovación detrás de una cómoda y exitosa resolución automática de problemas.

Vivimos momentos de urgencia. Tiempos interesantísimos para pensar, crear y hacerse preguntas profundas. Tiempos en los que la evolución de la capacidad humana puede acelerarse de manera exponencial, pero sin perder su esencia.

José María Sánchez Santa Cecilia es Vicepresidente Ejecutivo de Prodware Group

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