CVC tiene motivos para probar suerte
Es un momento peculiar para salir a Bolsa, pero puede salirle bien
CVC parece seguir adelante, pese a todo: es probable que salga a Bolsa en Ámsterdam en noviembre. Dado que lleva dos años preparándolo, una valoración potencial de 10.000 millones suena decepcionante. Es la mitad de los 20.000 millones a que aspiraba a principios de 2022, y está muy por debajo de los 15.000 millones fijados en 2021, cuando vendió una participación al gestor de activos Blue Owl Capital.
Y es un momento bastante peculiar para intentarlo. Según Dealogic, los ingresos obtenidos en las OPV europeas en lo que va de año han caído un 40% respecto a 2022, y la gran mayoría han decepcionado o se han pospuesto. Tres, incluida la del contratista alemán Renk por 1.800 millones, se cancelaron a principios de mes en medio de una intensa volatilidad. Y las perspectivas han empeorado, por el conflicto del Golfo. Los pares de CVC cotizados también se están resintiendo. Blackstone cayó un 7% tras presentar unos beneficios trimestrales decepcionantes, en medio de una inesperada ralentización de sus esfuerzos de captación de fondos.
CVC, un experimentado operador que recurre con frecuencia a los mercados para dar salida a sus inversiones y que acaba de lanzar un fondo de 26.000 millones –el mayor del mundo–, conoce todo esto. Pero los jefes están menos obsesionados con la valoración y más con recaudar dinero para sembrar nuevas estrategias de inversión y adquirir una divisa de fusiones basada en acciones. Ello es clave en un sector que se espera que se concentre. CVC compró el inversor en infraestructuras DIF en septiembre.
Otro factor es quién compra las acciones. Entre sus inversores a largo plazo están GIC, de Singapur; la Autoridad de Inversiones de Kuwait; y la Autoridad Monetaria de Hong Kong. Si se les convence a ellos o a otros grandes fondos para que apoyen la OPV, o incluso amplíen sus participaciones, podrían ejercer una influencia estabilizadora. Un último impulso podría llegar si los propios ejecutivos optan por no usar la OPV para sacar dinero. En esta coyuntura, los indicios de salida de los ejecutivos podrían agravar cualquier caída tras la OPV; si se quedan, podrían ser un factor estabilizador.
Sigue siendo un momento extraño para intentarlo. Pero si los tres factores acompañan, podría evitar el destino de algunas de las OPV más espeluznantes de 2023.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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