Una ofensiva imparable contra la industria europea del motor
El desembarco chino se produce en medio de un debate creciente en la UE sobre el reto que supone proteger la automoción comunitaria
España será uno de los mercados europeos que se verá pronto invadido por la potente industria automovilística de China, que hasta 2025 comercializará en nuestro país 40 modelos de marcas chinas o participadas por capital chino. La ofensiva de Pekín, que parece dispuesta a arrollar a los fabricantes europeos, japoneses y estadounidenses, tiene como puntas de lanza a BYD, que terminará 2023 con cinco modelos a la venta en España, y a MG, que ofrecerá siete. La apuesta asiática es ambiciosa, porque comprende vehículos de combustión, eléctricos e híbridos, y porque aspira a todos los segmentos de consumo, con coches eléctricos por más de 70.000 euros sin ayudas públicas. El modelo de comercialización será el de los concesionarios, aunque el grupo Chery, por ejemplo, baraja la idea de fabricar en Barcelona.
El desembarco chino en el mercado español se produce en medio de un debate creciente en toda Europa sobre el reto que supone proteger la industria comunitaria frente a un adversario asiático que juega con una enorme ventaja, la de unos subsidios estatales que le permiten ofrecer precios imbatibles. En el caso de los eléctricos y de los híbridos enchufables, la patronal europea calcula que Pekín otorga un 60% más de ayudas a sus empresas que la UE, un montante al que se unen costes de fabricación notablemente menores que los comunitarios. La presión de las grandes marcas europeas o con presencia en Europa, como Stellantis o Toyota, ha logrado que la Comisión Europea reconozca la amenaza y anuncie una investigación contra los subsidios de Pekín, aunque de momento no hay pistas concretas sobre cuál será la hoja de ruta.
El anuncio de la investigación de Bruselas no es el único signo de apoyo de la UE a la industria automovilística, que se ha visto respaldada también estos días con la decisión de los Gobiernos comunitarios de suavizar y aplazar la entrada en vigor de la regulación euro 7. Pese a ello, y por mucha artillería regulatoria que la Comisión Europea pueda poner sobre la mesa, incluída la posible imposición de unos aranceles que podrían acabar perjudicando los intereses de la industria comunitaria, China ostenta ya un peso económico y comercial en la UE lo suficientemente poderoso compo para que sea difícil dar un puñetazo en la mesa.
Junto al serio reto que supone para la competitividad de la industria europea, la invasión de marcas chinas provocará una presión a la baja sobre los precios que beneficiará al consumidor, que a fecha de hoy tiene dificultades para adquirir un vehículo nuevo, y que puede ayudar a popularizar en España por fin el coche eléctrico.
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