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A fondo
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Hay que electrificar la movilidad para asegurar la industria del automóvil

El coche de hidrógeno ya ha perdido la carrera y el uso de combustibles sintéticos para vehículos particulares no deja de ser una idea peregrina

fábrica coches valladolid

Hace unos días el consejero delegado de Renault, Luca de Meo, comentó ante un grupo de periodistas que estaban estudiando fabricar vehículos eléctricos en las factorías de Palencia y Valladolid, pero que había que ser prudente por la cuota de mercado de los vehículos eléctricos en España. “No hay ningún español que compre vehículos eléctricos”, declaró De Meo.

Las palabras del consejero delegado de Renault deberían ponernos en alerta sobre nuestras debilidades y cómo enfrentarlas. En un momento donde los países se pelean por atraer la fabricación de modelos eléctricos, la cuota de mercado dentro del propio país se convierte en un parámetro a tener en cuenta. A pesar de que más del 80% de los vehículos fabricados en España se exportan fuera del país, esencialmente al resto de Europa, el mercado local sigue teniendo cierta importancia en las decisiones de inversión. España tiene seguridad energética y proyección de precios eléctricos más competitivos que otros países, tiene décadas de experiencia en fabricación de vehículos, industria auxiliar, buenos profesionales e infraestructuras modernas, pero lamentablemente estamos muy retrasados en adopción del vehículo eléctrico.

En el año 2022 la cuota de mercado de turismos enchufables (eléctricos puros e híbridos enchufables) en España se quedó algo por debajo del 10%, la mayoría de ellos híbridos enchufables. El pasado mes de agosto esta cuota estaba en el 13%, lo que representa ya los eléctricos puros la mayoría, como pasa en casi todos los mercados cuando se superan las primeras etapas de venta de esta tecnología. Existe una indudable progresión en la cuota de mercado de los vehículos enchufables, pero seguimos muy lejos de los países de nuestro entorno y de los líderes en adopción del vehículo eléctrico. La cuota de mercado de vehículos enchufables superó el 20% en Europa en 2022, más del doble que en España, mientras en China fue del 29%. En agosto, Alemania alcanzó una cuota de vehículos enchufables del 32% mientras en China fue del 37%. Hasta un país como Portugal, con un PIB per cápita inferior al de España, alcanzó casi el 22% de cuota de mercado de enchufables en 2022 y su cuota mensual acaba de alcanzar el 33%.

La cuota de mercado de vehículos enchufables en España es la propia de hace dos años y medio en los países del centro y norte de Europa. Dos años y medio de retraso puede no parecer mucho, pero ante cuotas de mercado en crecimiento exponencial nos sitúa como un mercado retrasado y reactivo, y eso no es lo que necesitamos proyectar como país. Se han aducido varias razones para que este retraso, desde una menor existencia de puntos de recarga públicos hasta el alto porcentaje de la población que vive en bloques de viviendas, pasando por los enormes retrasos en el pago de las ayudas, el gran incremento del precio eléctrico en 2022 a causa de la tarifa regulada indexada o una alta presencia de propaganda y fake news contra el vehículo eléctrico.

Probablemente, todas estas cuestiones están influyendo en mayor o menor grado y ante nuestro gran retraso deberíamos atacar todos los flancos. Varias compañías avisaban recientemente que la puesta en marcha de puntos de recarga rápida está tardando más de dos años por cuestiones burocráticas y por los distintos requerimientos de administraciones y distribuidoras. La obligatoriedad de presencia de puntos de recarga en aparcamientos no residenciales no se está cumpliendo y las ayudas del plan Moves reducen su efecto incentivador a causa de la tardanza en el pago. En este sentido, la reciente deducción fiscal limitada aprobada por el gobierno es una buena idea.

Pero probablemente por encima de esto tenemos una importante resistencia al cambio hacia la movilidad eléctrica. Es comprensible que un país que es un gran productor de vehículos de combustión sienta vértigo y cierto rechazo al cambio, pero ya hace demasiados años que sabemos que este cambio es inevitable y que la resistencia a esta adaptación puede poner en riesgo precisamente lo que pretendemos defender, que es nuestra potencia industrial en este sector.

Debemos ser absolutamente claros en este aspecto. Estas cuotas de mercado de vehículos eléctricos ya son lo suficientemente elevadas para garantizar que la movilidad eléctrica va a ser el estándar tecnológico dominante en el mundo durante los próximos lustros. El coche de hidrógeno ya ha perdido esta carrera y el uso de combustibles sintéticos para vehículos particulares no deja de ser una idea peregrina producto de la negación de la evidencia. Esto lo entendieron los chinos hace años y por eso son hoy los principales fabricantes de vehículos eléctricos del mundo, tienen las mayores factorías y amenazan a la industria automovilística tradicional del resto del mundo.

España, el país del sol, que es además la quinta potencia eólica del mundo y un país enormemente dependiente de las importaciones energéticas, debería abrazar este cambio por todo lo bueno que le puede traer. Ayudará a la penetración de las energías renovables, mejorará nuestra balanza comercial, limpiará el aire de nuestras ciudades y nos ayudará a cumplir los objetivos de reducción de emisiones. Alemania lo está haciendo cuando tenía motivaciones similares a las nuestras para caer en esa resistencia y, además, no dispone de nuestras posibilidades para la autosuficiencia energética.

Un uso inteligente y eficiente de los fondos Next Generation mediante el Perte para el vehículo eléctrico y conectado, además de nuestras potencialidades antes comentadas, están salvando por ahora el envite industrial de la transformación de la industria automotriz española. De hecho, la propia Renault recibirá 3,4 millones de euros de ese Perte para ensamblaje de baterías de vehículos eléctricos en Valladolid y Palencia, lo que parece indicar que se fabricarán vehículos 100% eléctricos en el corto plazo. Pero no nos confiemos. Aunque posiblemente haya un tercer Perte para el vehículo eléctrico, los Perte no durarán toda la vida. España debe alcanzar las cuotas de vehículos enchufables de sus vecinos para evitar dudas y suspicacias sobre si somos el país ideal para establecer esta industria. Porque esto no va solo de salvar factorías y marcas, también se trata de atraer nuevos players. Las dos empresas dominantes en el mundo del vehículo eléctrico son Tesla y ByD, con enorme diferencia respecto a las demás. España se debe presentar también como un destino ideal para compañías como estas y solo podrá hacerlo plenamente si abraza el futuro eléctrico con decisión.

Pedro Fresco Torralba es especialista en mercados energéticos y colaborador de Agenda Pública

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