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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Desbloqueo del Congreso y desafíos económicos pendientes

Cuanto antes se estabilice la política española y retome la velocidad de crucero, mejor

CINCO DÍAS
Pedro Sánchez entrega su voto a la presidenta de la Mesa de edad durante la votación en Sesión constitutiva de las Cortes Generales de la XV Legislatura.
Pedro Sánchez entrega su voto a la presidenta de la Mesa de edad durante la votación en Sesión constitutiva de las Cortes Generales de la XV Legislatura.Juan carlos Hidalgo (EFE)

El acuerdo alcanzado por el bloque progresista que encabeza el PSOE para que la socialista balear Francina Armengol presida la Mesa del Congreso de los Diputados parece allanar el camino para una posible investidura, por mucho que aún quede mucho trabajo negociador como para darla por descontada. Este primer paso, no obstante, debe ser celebrado en tanto un factor que ayuda a restar incertidumbre y que va en la dirección contraria a una repetición electoral.

Desde el punto de vista económico, no hay peor opción que un bloqueo que perpetúe el impasse en que quedaron muchas iniciativas legislativas –basta recordar la autoridad de defensa del cliente financiero, que decayó por una cuestión de días– e incluso abone un vacío de poder que deje en suspenso decisiones de inversión. Por si fuera poco, la constitución de las Cámaras y la formación de un nuevo Ejecutivo coincide con la presidencia española de la Unión Europea hasta final del año, un hito que no sucede todos los días, pone a España en el frontispicio de la toma de decisiones a nivel comunitario e impone la culminación de expedientes decisivos en áreas como la transición ecológica, la agenda social y los procesos de transformación digital. Se trata de esfuerzos que, por su trascendencia, no deberían quedar relegados a un segundo plano ni en esfuerzo institucional ni en atención mediática.

Del mismo modo, los desafíos para el año 2024 no son pequeños y requieren la formación de Gobierno lo antes posible. No en vano, las reglas fiscales de la UE que ponen límites a la deuda y al déficit público de cada país volverán a hacerse efectivas a partir de 2024, tras varios años congeladas, escenario que el nuevo Ejecutivo podría tener que afrontar con unos Presupuestos Generales del Estado prorrogados, aunque solo sea por una mera cuestión de plazos y más allá de que las nuevas cuentas públicas puedan aprobarse en la primera mitad del año próximo, si ayuda la aritmética. Tampoco coadyuvará a acelerar los tiempos la necesidad de que Pedro Sánchez –asumiendo que es él quien más cerca está de sacar adelante la investidura– pueda verse obligado a renovar toda el área económica a resultas de la candidatura de la actual vicepresidenta, Nadia Calviño, a presidir el Banco Europeo de Inversiones.

La inflación, continuar el despliegue de los fondos europeos con mayor agilidad o lidiar con una eventual desaceleración económica son tareas que tampoco admiten dilación. Cuanto antes la política española se estabilice y retome la velocidad de crucero, mejor. La primera piedra está puesta.

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