La ideología de los impuestos a la banca, y las redes sociales que sobran
Los tributos a las entidades financieras no son de izquierdas ni de derechas, sino todo lo contrario
Exigir a los bancos un mayor esfuerzo para colaborar contra la crisis inflacionaria no entiende de ideologías. En España ha sido la izquierda la que ha fijado un impuesto a priori temporal a las entidades; en Hungría ha sido el ultraconservador Viktor Orbán, y ahora, en Italia, la coalición de derechas de Giorgia Meloni y Matteo Salvini. En esos y otros países europeos, los bancos están tardando en aplicar a los depósitos los tipos de interés que sí están cobrando ya por las hipotecas.
El Gobierno italiano, al igual que Yolanda Díaz en España, culpa al BCE y a sus subidas de tipos del incremento de la factura de los hipotecados, y se excusa ante la industria bancaria, a la que asegura verse obligado a fijar el nuevo tributo, también temporal en un principio. Los mercados dieron ayer un duro golpe al sector, superior al impacto previsto del impuesto en las cuentas de resultados. Dada la fortaleza conseguida por los bancos europeos tras años de crisis y de concentración corporativa, están preparados para afrontar estas nuevas y razonables obligaciones fiscales, que, por lo visto, no son de izquierdas ni de derechas, sino todo lo contrario.
La inflación, una oportunidad para redistribuir las rentas
La inflación es, además de un problema para los bolsillos de la mayoría, una oportunidad para reajustar la distribución de rentas en la sociedad. Los trabajadores de sectores más productivos pueden aprovechar para mantener el ritmo de los precios, mientras los de otras industrias menos fecundas se quedan atrás.
La Administración también puede explotar la situación para reducir el gasto real en pensiones, por ejemplo, sin tocar las cifras nominales, como disimulando. No ha sido el caso en España, donde han sido los jubilados los únicos que han mantenido su poder adquisitivo.
Tras el bum del ‘streaming’, la huelga de Hollywood cambia el guion
De la mano del auge de las plataformas de streaming, los últimos años han traído un verdadero bum de producción de series y películas, del que se han beneficiado países como España, pero que, sin embargo, ha ido dejando algunos cadáveres en el camino: los de los guionistas y los de los actores de Hollywood, que no se consideran bien pagados, entre otras reclamaciones que les han llevado a la huelga.
Los espectadores ansiosos de novedades empezarán a notar el parón dentro de unos meses; otros, quizás ahítos de producciones a veces rutinarias, pueden aprovechar el momento para revisitar el catálogo ya existente. Revisiones de las que, precisamente, reivindican beneficiarse los actores y los guionistas.
La frase del día
Si la UE quiere corregir los desequilibrios comerciales, no debe culpar a China, sino levantar restricciones a las exportaciones. China nunca ha perseguido deliberadamente un superávit comercial
Wang Yi, ministro de Exteriores chino
Hay demasiadas redes sociales, y Zuckerberg tendrá que esperar para ganar a Musk
Hay demasiados planes de futuro, pero ninguna solución real (...) Hay demasiados artistas y deportistas, canta Quique González. También hay demasiadas redes sociales: no hay público, ni tiempo, para atenderlas a todas. Mark Zuckerberg pretendía arrebatar a Elon Musk seguidores de la entonces llamada Twitter, pero los usuarios de esta han vuelto a demostrar que son fidelísimos, pese a sus constantes quejas sobre la red en general y sobre su dueño en particular. Encontrar sinergias entre Instagram, en la que se busca la belleza (auténtica o fingida), y Threads, una alternativa a Twitter, en la que busca la verdad a costa del respeto y la cortesía más básicos, era una quimera. Zuckerberg tendrá que esperar para ganar a Musk... a su pelea de artes marciales, si es que acaba celebrándose.
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