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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Kering recurre a la esencia de Valentino ante los síntomas de debilidad de Gucci

La inversión del grupo en Valentino enmascara una triste verdad: el motor de Kering lleva un tiempo en declive

Escaparate de la tienda de Gucci en el número 49 de la calle de Serrano, en el madrileño barrio de Salamanca.
Escaparate de la tienda de Gucci en el número 49 de la calle de Serrano, en el madrileño barrio de Salamanca.Samuel Sánchez

François-Henri Pinault está en racha. Después de años de relativa inacción, el director ejecutivo del conglomerado de 66.000 millones de euros Kering ha puesto su punto de mira en dos marcas de primer nivel para revitalizar a su gallina de los huevos de oro. Tras adquirir el fabricante de perfumes de alta gama Creed el mes pasado, el jueves acordó la compra de una participación del 30% en la famosa marca de moda Valentino procedente del fondo catarí Mayhoola, por 1.700 millones de euros en efectivo. La incorporación del fabricante de bolsos de lujo Rock­stud también podría ayudarle a reducir su dependencia de la marca Gucci. Sin embargo, alcanzar la plena propiedad de Valentino puede llevar tiempo; y mientras tanto, su mayor máquina de generar dinero sigue pendiendo de un hilo.

La inversión de Pinault en la marca fundada en 1960 por el diseñador Valentino Garavani está enmascarando una triste verdad: Gucci, durante años el motor de Kering, lleva un tiempo en declive. Sus ventas subieron un exiguo 1% interanual, hasta los 2.500 millones de euros en el segundo trimestre, por debajo del 3% registrado por el grupo y muy por debajo del crecimiento de las ventas del 17% de LVMH en el mismo periodo.

Para Kering es fundamental solucionar la debilidad de Gucci. Sus ventas representan el 50% de los ingresos del grupo, mientras que su aporte al beneficio operativo del grupo es de dos tercios del total. Sin embargo, el atractivo del director creativo Sabato De Sarno, que sustituyó al estrellado director creativo Alessandro Michele tras su repentina salida en noviembre, aún está por probar.

Entre tanto, la adquisición de Valentino ayudará. El grupo ha aumentado sus ingresos en casi cuatro veces, hasta los 1.400 millones de euros, desde que Permira la vendió a los cataríes hace una década. La compra de la participación de Kering valora toda la marca en 5.700 millones de euros, o 16 veces su ebitda del año pasado de 350 millones de euros. Eso es superior a la media de 13 veces el múltiplo de las principales marcas de lujo europeas. Sin embargo, el prestigio de Valentino y la escasez de objetivos industriales de tal calibre justifican la prima.

Con todo, las ventas de Valentino solo representan el 7% de los ingresos anuales de Kering. Además, la adquisición anunciada esta semana es solo un primer paso. Kering tiene la firme intención de comprar el 70% restante de Valentino en 2028, pero el momento exacto de la transición y sus condiciones siguen completamente en el aire.

Pese a los nuevos pasos de Pinault, durante un tiempo los inversores de Kering tendrán que seguir contemplando el desfile del grupo sobre la tambaleante pasarela de Gucci.

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