¿Amenazan los BRICS a las divisas occidentales? Las cifras detrás del mito emergente
41 países han expresado interés acerca de la moneda que quieren emitir los BRIC, pero solo para dos es realista. Si nace, correrá la suerte del Comecon de la URSS
Desde el hundimiento del sistema de Bretton Woods en 1973, la mayoría de las monedas fluctúa libremente. Los mercados determinan su valor según su oferta y demanda. Pero el dólar ha continuado siendo la principal divisa mundial. La liberalización de los flujos de capitales y la multiplicación de complicados productos financieros provocan recurrentes episodios de oscilaciones y devaluaciones excesivas de monedas y crisis financieras regionales o globales. Los bancos centrales intervienen para estabilizar el valor de su moneda, pero no pueden con los mercados. Desde diciembre de 2021, Turquía ha vendido 199.000 millones de dólares en un intento inútil de evitar el desplome de la lira.
Por motivos prácticos y de realidad geoeconómica, la mayoría de los intercambios comerciales y financieros se realizan en un puñado de monedas: dólar, euro, yen y libra esterlina. El FMI presta divisas a los países que carecen de ellas. Las grandes potencias emergentes cuestionan la validez del sistema monetario actual. Pero la superioridad de las divisas occidentales es aplastante. En 2022, el 75% de los intercambios comerciales se llevaron a cabo en dólares y únicamente el 2% en yuanes. Según el Banco Internacional de Pagos, el dólar fue una parte en el 90% de los intercambios de divisas, mientras el yuan subió al 7%, muy por detrás del euro, el yen y la libra esterlina.
En el primer trimestre de 2023, según el FMI, las reservas mundiales de divisas eran de 12 billones. El 59% (6,5 billones) eran dólares, 19,7% (2,2 billones) euros, 5,4% yenes, 4,8% libras esterlinas y solo 2,5% yuanes. Según la Reserva Federal, entre 1999 y 2019 se utilizó el dólar para el 96% de los intercambios comerciales en las Américas, 74% en la región Asia-Pacífico y 79% en el resto del mundo. El 60% de los depósitos y préstamos de los bancos privados también son en dólares. La UE es el primer bloque comercial mundial. Genera el 16% del comercio mundial y es el primer socio de 80 países. En 2022, el dólar y el euro dominaron el comercio extracomunitario de los 27 miembros de la UE. Un 49,6% de las importaciones a la UE se pagaron en dólares y un 41,6% en euros (total 91,6%). Para las exportaciones, las cifras fueron 49,4% en euros y 31,8% en dólares, respectivamente.
En 11 países el dólar es la moneda de curso legal. Veinte estados con una población de 341 millones son miembros de la eurozona. El euro también es la moneda de Andorra, Mónaco, Montenegro, San Marino, Ciudad del Vaticano y Kosovo. El franco CFA (con una paridad fija respecto al euro) es la moneda corriente de 14 estados de África con una población conjunta de 193 millones. Seis países o bloques vinculan su moneda en una paridad fija al euro; 65 estados vinculan su moneda al dólar. Aunque cuentan con poca población, los territorios ultramarinos no soberanos de las potencias occidentales son activos económicos y militares y emplean una forma de pago occidental. Francia posee 16, Reino Unido 15, EEUU 14, Australia seis, Nueva Zelanda y Noruega tres cada uno, y Países Bajos y Dinamarca dos cada uno. En conjunto, 56 estados soberanos libremente eligen una moneda occidental: 40 el euro, 12 el dólar, dos la libra esterlina y dos el franco suizo.
A dichos 56 estados les podemos añadir 18 que nunca adoptarán el yuan o la moneda de los Brics: los de la UE que aún no se han incorporado a la eurozona (Polonia, Hungría, República Checa, Rumanía, Bulgaria, Suecia) o no deben hacerlo (Dinamarca); los socios del Espacio Económico Europeo (Noruega, Islandia, Liechtenstein); Suiza; y aliados geoestratégicos de EEUU y Europa como Japón, Canadá, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda, Singapur y Taiwán. El PIB nominal conjunto de dichos 74 estados asciende a 60,3 billones de dólares. Casi triplica la suma (21,2 billones) del de China (19,3) y Rusia (1,9). En los 61 territorios ultramarinos conjuntamente gobernados por EEUU, Europa u Oceanía la unidad monetaria es asimismo occidental.
Deben existir múltiples productos financieros denominados en una moneda para que pueda convertirse en una reserva mundial: depósitos a corto plazo, bonos a largo plazo, acciones y contratos a plazo. EEUU aporta el 33% de la capitalización bursátil mundial, mientras que la de China es del 8%. Las cifras correspondientes en los mercados de bonos son 39% para el dólar y 17% para el yuan.
Las sanciones occidentales congelaron las divisas de Rusia en el extranjero. Vladimir Putin ha conseguido que China, Brasil, India y Turquía incrementen su comercio con Rusia y le abonen sus exportaciones de hidrocarburos, cereales y metales en rublos. Hasta 41 países han expresado interés acerca de la moneda que quieren emitir los BRICS, que celebrarán una cumbre en agosto. Pero solamente para dos (Indonesia y Arabia Saudita) de los que figuran entre las primeras 20 economías mundiales es una opción realista. EEUU es el destino del 80% de las exportaciones de México. Turquía es miembro de la OTAN y parte de una unión aduanera con la UE desde 1995. Erdogan parecía dispuesto a bloquear la adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN, pero finalmente ha cedido. Está protagonizando un acercamiento a Occidente fruto de su precaria situación macroeconómica. India ha firmado numerosos acuerdos de defensa con EEUU. India recibe de Washington la tecnología nuclear civil más avanzada. Los líderes de Brasil, India, Turquía y Arabia Saudita quieren demostrar a sus poblaciones que juegan bien sus cartas y no apuestan solo por Occidente, pero no van a abandonar acuerdos comerciales y defensivos valiosos. Si llega a existir, la moneda emitida por los BRICS correrá la misma suerte que el Comecon o el movimiento de países no alineados durante la Guerra Fría.
Alexandre Muns es profesor de EAE Business School
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